España

Estado de alerta

No me refiero al que resulta de la impresentable huelga de controladores, sino al de la economía española. Esta semana disminuía la tensión en torno a nuestra deuda pública, pero mal haría el Gobierno en atribuirlo a su nuevo paquete de medidas, que si bien positivas son de muy poco calado.

La Razón
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Más bien, el rebote de los mercados europeos se debe a la intervención del Banco Central Europeo, que ha reforzado su programa de compra de deuda pública y ha renovado su ilimitada oferta de liquidez para el conjunto del sistema bancario europeo.

España ha esquivado ya un par de balas pero por desgracia la historia de esta crisis no acaba aquí. De la crisis fiscal no podemos salir únicamente vía ajuste, será imprescindible generar crecimiento económico y por desgracia los últimos datos son nefastos, el consumo se desploma, como lo hacen las matriculaciones y lo sigue haciendo el empleo.

Para crecer, España tiene que resolver dos enormes problemas que hasta ahora han sido abordados muy tímidamente. El de nuestra falta de competitividad y el de nuestro sistema financiero. La ya fallida reforma laboral ha sido una gran oportunidad perdida y me temo que ya no habrá otra en lo que quede de Legislatura.

Queda pues la de nuestro sistema financiero, que por mucho que digan lo contrario, está dramáticamente infracapitalizado. Es verdad que en su mayoría pasaron los «stress tests», pero también lo hicieron los bancos irlandeses y la realidad es que en España no hay crédito. Será imposible salir de la crisis sin sanear nuestro sistema financiero, y difícilmente lo podrá hacer España sin estresar en exceso las arcas públicas. Se requiere una solución paneuropea al problema y bien haría España en promoverla