Juegos Olímpicos

Atenas

Ese uniforme olímpico por Julián Redondo

La Razón
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La crisis se ha llevado por delante el 24,5 por ciento del presupuesto del CSD. Tiritan las federaciones. No es lo mismo lo preciso que lo indispensable. Sacar adelante el programa ADO, llave de los Juegos, roza la misión imposible. Las empresas reculan, los patrocinadores miran para otro lado y encontrar un mecenas es descubrir la aguja en el pajar. Para llegar hasta Atenas, en 2004, la inversión fue de 54 millones, y de 63,1 en Pekín. Londres'2012 se ha cerrado con 51,4 millones. Y gracias. Las firmas desgravan según su gasto en publicidad, y la inversión publicitaria está por los suelos. La Candidatura Madrid'2020 compite con real y media manta frente a las espuertas de millones de Doha y Bakú, y en condiciones económicas inferiores a Estambul y Tokio. Pero con una ilusión tremenda, un trabajo feroz, un atractivo y ecológico proyecto, infraestructuras palpables y las ideas muy claras, avales que ruborizan a don dinero cuando la justicia es cierta. Todo esto viene a cuento por la polémica que ha suscitado el trajecito de paseo de los deportistas españoles en Londres. No me gusta, es un «cante»; pero resulta más decepcionante el atrevimiento de algún político, sorprendido de que Bosco Sports vista ahora a los olímpicos, como Li-Ning en 2008, dos firmas extranjeras. La razón es simple: pagan. Regalan un cerro de ropa y pagan. Ningún diseñador español presentó una idea; y lo de apoquinar, palabras mayores. Sería milagroso que se pusieran de acuerdo –son más de 50– y gratis et amore ofrecieran a la firma italorrusa un boceto elegante. Mejorarlo está chupado.