Elecciones en Ecuador

Sarkozy se enfrenta a sus fantasmas

Pese a ser el primer presidente que no es favorito, espera dar la sorpresa en la recta final

Sarkozy se enfrenta a sus fantasmas
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PARÍS/MADRID.- En apenas ocho días, Francia saldrá de cuentas. A juzgar por los sondeos la suerte estaría echada. Los oráculos pronostican la victoria de Hollande el 6 de mayo. Pero si alguien está dándolo todo en la campaña es el presidente saliente. Sabe que los vientos son contrarios y que la opinión pública no está alineada a su favor. Sin embargo, Nicolas Sarkozy, que se enfrenta a numerosos fantasmas, está dispuesto a conjurarlos. El candidato conservador afronta la recta final, como desde el inicio de la campaña, en posición de «challenger» con el lastre psicológico de ser el primer presidente que opta a su reelección sin ser favorito. Los franceses le colocaron en las encuestas tras el aspirante socialista, aunque a una corta distancia. Un golpe a la moral de las tropas que, al menos en apariencia, no deja traslucir el interesado.

Más combativo que nunca
Esta semana, el líder de la UMP se ha mostrado más combativo que nunca. En todo caso, puede contar con una enfervorecida militancia que abarrota sus mítines, jalea a su campeón y sigue embelesada la alocución de un Sarkozy casi en trance. Y todo ello pese a las muchas dudas e interrogantes que cada día surgen en torno a él. Desde el más radical al más humanista, todos los primeros espadas de su formación arropan al candidato. Por lo bajo, muchos se cuestionan la estrategia adoptada y el resultado de un nuevo giro a la derecha. Sarkozy habría caído en su propia trampa, según analizan algunos expertos. El discurso duro y firme fue rentable en 2007. En 2012, el resultado de la primera vuelta ha evidenciado sus deficiencias. Pero el 18% obtenido por Marine Le Pen –en buena parte granjeado gracias a los desencantados tras cinco años de «sarkozysmo»– le dejan poco margen. Si hubiera sido otro el escenario –como esperaban sus asesores–, la entre-vuelta hubiera sido el momento para recentrar el discurso, pues la teoría dice que «la elección presidencial se gana en el centro». Ahora bien, la realidad le ha colocado en la difícil tesitura de tener que reunir tras su candidatura a electorados tan dispares, y sin embargo necesarios, como los del centrista François Bayrou y los de Le Pen. Pero entre sus posiciones sobre inmigración y seguridad, los ataques contra los cuerpos intermedios (sindicatos, Prensa, etc…) que, según Bayrou, le han llevado a «validar las tesis del Frente Nacional» y las aceradas críticas de Le Pen, los electores centristas podrían acabar tentados por la abstención o el voto a François Hollande. «La postura derechista adoptada por el presidente desde el lunes para seducir al 18% de los votantes del FN está resultando contraproducente», diagnosticaba Gaël Sliman, director de opinión del Instituto BVA. Sin embargo, las encuestas le erigen en campeón del único y esperado debate que el día 2 de mayo los enfrentará cara a cara, el arma con la que Sarkozy espera poner al descubierto las debilidades de su adversario e invertir la tendencia. El escenario de la derrota y su futuro es otro fantasma que acecha, pero que Sarkozy trata de exorcizar. «Pienso que los récords están para batirlos. Y por tanto, no se puede estar triste de que otro venga y ocupe tu sitio porque es la regla», confió ayer al diario deportivo «L'Équipe».

Sarkozy está a punto de seguir los pasos de Valéry Giscard d'Estaing, el único presidente de la V República que ha permanecido un solo mandato en el Elíseo. Como «Sarko», el centrista Giscard d'Estaing llegó al poder en 1974 prometiendo poner en marcha ambiciosas reformas para convertir a Francia en una «sociedad avanzada». Así, legalizó el aborto, rebajó la mayoría de edad a los 18 años, agilizó los trámites del divorcio y aplicó una política económica liberal. Sin embargo, la crisis del petróleo y la acusación de que Bokassa, el emperador de la República Centroafricana, le había regalado diamantes durante una visita oficial, minaron su popularidad de cara a las elecciones de 1981. Pese a vencer en la primera vuelta, Giscard fue derrotado en la segunda por Mitterrand, el primer político de izquierdas en presidir Francia en 23 años. El líder socialista se benefició de la unidad de la izquierda y de la complicidad de Chirac, que dio libertad de voto a sus electores. Mientras que el actual presidente ha anunciado que abandonará la política en caso de perder, Giscard d'Estaing permaneció en la vida pública hasta el año 2004 y presidió la convención que redactó la Constitución europea que los franceses rechazaron en referéndum en 2005.


La venganza de Villepin
El enemigo «fraternal» de Sarkozy, Dominique de Villepin, volvió ayer a entrar en escena tras un eclipse de varias semanas. Y no para respaldar a su antiguo ministro. En una tribuna, acusa a Sarkozy, aunque sin nombrarlo, de «traspasar las líneas rojas republicanas una a una» y de «captación desvergonzada de votos extremistas».