Barcelona

Ensueños nocturnos por Francisco Pérez Abellán

Ensueños nocturnos por Francisco Pérez Abellán
Ensueños nocturnos por Francisco Pérez Abellánlarazon

Las víctimas son mujeres confiadas que salen a tomar una copa sin precauciones. El mismo objetivo que tuvo en tiempos la yohimbina o la escopolamina, drogas excitantes que anulan la voluntad. Últimamente están de moda las benzodiacepinas, pero el resultado es el mismo: las mujeres son engañadas, llevadas hasta la inconsciencia y objeto de abusos. Lo peor es que hay muchas que no consiguen recordar con precisión lo que ha ocurrido. No consiguen aclarar en su cerebro si fueron víctima de una violación o no. Todo empieza en una fiesta o tomando una copa.

Numerosos mujeres han experimentado en España en los último meses la extraña sensación de haber estado con el tiempo detenido. Para algunas, acostumbradas a mantener el control todo el tiempo, la sensación más impactante es que se dan cuenta de que durante largo rato han estado si que les importara ni poco ni mucho lo que pasaba a su alrededor, como concentradas en un solo punto de su cuerpo. Son los efectos de una droga poderosa que manejan muchos matones de discoteca.

Aprovechan un descuido de la chica y le vierten el producto. Tras la ingesta de una copa, la mujer trastabillea, tropieza en el lenguaje constantemente y es incapaz de gobernarse. Al final de la segunda copa pierden la memoria de lo recién vivido. Es una experiencia terrorífica y algunas mujeres han necesitado la ayuda de psciólogos o psiquiatras.

Los efectos de la droga se evaporan pronto y hay que intervenir antes de que pasen ocho horas. En algunos hospitales están acostumbrados y en cuanto las pacientes se quejan de haber perdido la voluntad, los médicos buscan rastros en orina, uñas y pelos. Recientemente, en Barcelona, una joven convencida de que habían abusado de ella tuvo que soportar cómo dejaban en libertad sin acusaciones en contra a su presunto violador. Por falta de pruebas, aunque en realidad es por exceso de celo.

A esta plaga la llaman «sumisión química». Caes en una especie de cárcel psíquica que no te deja responder ni oponerte. Eres reo de un desconocido que se apodera de ti, abusa y te roba. Generalmente a mujeres, pero no se descarta que se den casos entre hombres que no se difunden por vergüenza de las víctimas.

De los casos detectados, se tiene la creencia de que algunos son delincuentes extranjeros, aunque también operan españoles. En especial hay delincuentes de países vecinos que tienen dominado el negocio español de la noche. Conocen a los vendedores de droga y dominan las barras de los sitios de copas. En algunas de ellas pueden preparar impunemente el brebaje que luego les servirá para anular la voluntad de las víctimas confiadas.

La principal acción contra este delito es no abandonar el grupo, sentirse protegidos por los amigos y no tomar nada que no te abran en tu presencia. Cualquier bebida de mezcla debe pasar la prueba de fuego del descorche. Más allá de estas precauciones urgentes está alertar a los servicios jurídicos de que se está operando de manera apreciable con drogas que anulan la voluntad y obligar a tener las previsiones para detectarlas en el cuerpo de las víctimas en todos los grandes centros de referencia. Algunas víctimas no han llegado a declarar por no estar seguras de lo que les han hecho y otras por llegar tarde al reconocimiento médico.