Nueva York
Fin de fiesta por Enrique Miguel RODRÍGUEZ
Nunca mejor dicho, porque Sevilla ha sido una fiesta. Quiero contarles cómo fue la apoteosis final de la Copa Davis. Después de la gloria en la pista, hubo cena de gala, que se celebró en Abades Triana, indudablemente el local más adecuado para los que visitan Sevilla. Mientras cenan disfrutan de uno de los mejores decorados que nuestra ciudad puede brindar. Decir que tanto los jugadores de España como los de de Argentina llegaron perfectos: trajes oscuro, corbata… El tenis siempre ha tenido nivel y eso se nota. No les pasa lo que a muchos, que por ser jóvenes y deportistas van a los actos hechos una especie de pordioseros. Eso sí, de lujo. Ahí está Javier Bardem, magnífico actor sin ninguna duda, que al recoger en Nueva York de manos de la Reina de España el premio del Spanish Institute iba sin corbata y con las manos metidas en los bolsillos, como si estuviera en una taberna con amiguetes. Digo yo, que si no le cae bien la Reina, ni el premio, con no aceptarlo, todo queda en su lugar. Perdón, pero he dado un salto de continente. Volvamos a Sevilla. Hay que decir que los jugadores de los dos equipos llegaron sin compañía femenina, salvo Del Potro, que paseó a una espectacular rubia de su misma altura. Nadal y sus chicos estaban tan eufóricos que se hicieron fotos con todos los que lo solicitaron, que fueron más de cien. Cenaron con muy buen apetito. Aperitivos a base de jamón, caña de lomo, langostinos y otras fruslerías. Bacalao confitado y pil pil, solomillo de cebón con pastel de patatas y de postre piononos con confitura de naranja sevillana amarga y chocolate, regado con vino blanco, tinto y abundante champagne. Fue lo que prácticamente devoraron los deportistas. Todo ha funcionado como un reloj perfecto. Si en lo deportivo el resultado es sabido, en el partido político habría que decir que el alcalde Zoido 5, Griñán 0. En cuanto al Rey, la calificación no puede ser más que diez. Si seguimos llenando de grandes espectáculos a nuestra ciudad, el sector servicios creará sin duda empleos. Lo dicho, que Sevilla siga siendo una fiesta.
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