Pakistán

«Cutrevídeos» por Julián Cabrera

La Razón
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Jugar con los sentimientos colectivos acarrea consecuencias poco deseables, y hacerlo con el respeto a las creencias religiosas suele ser además nefasto, sobre todo cuando prevalece la variante del fanatismo.
Y que publicaciones como «Charlie Hebdo» se amparen en la libertad de expresión que garantiza un Estado de Derecho como el francés, para vender más ejemplares caricaturizando a Mahoma y arrojando gasolina a un fuego que ya se ha cobrados decenas de muertos es prueba de ello. La libertad de Prensa exige también una responsabilidad que la diferencia de unas redes sociales que son excelentes vehículos de comunicación pero que nada tiene que ver con el periodismo.
Cosa bien distinta es justificar en la publicación de viñetas o vídeos chapuceros algo de mayor calado, como un sentimiento antioccidental que, coincidiendo con un «cutrevídeo» pero también con el aniversario del 11-S ha recorrido el mundo árabe de Túnez a Pakistán. Y por mucho que en occidente se hayan condenado vídeo y viñetas, no debemos llamarnos a engaño: lo que aquí se ventila no es el juicio a publicaciones más o menos cretinas, sino la salvaguarda de una manera de vivir que nos hemos dado en Occidente tras siglos de lucha, frente a una vuelta a la oscura noche del medievo.
Muy oportuno fue lo que me contaba hace días una anciana seglar, heroína anónima que junto a otras muchas lleva la palabra de su Dios a África de la manera que saben; cuidando a enfermos de sida en míseros hospitales allá donde no llegan las ONG, pero sufriendo a diario la intolerancia de grupos yihadistas, que como en Nigeria o Indonesia siembran el terror entre la minoría cristiana…y eso es algo más serio que no puede compararse con la blasfemia.