Lenguaje
Palabras de la tribu
«No es concebible una sociedad sin alguna forma de lenguaje», escribió B. Bernstein. Hasta las tribus primitivas, para comunicarse, se dotaron de un lenguaje de órdenes cortas y afirmaciones simples, pero con una gran carga de simbolismo descriptivo, concreto y visual. Apenas disponían de abstracciones, y el énfasis de la comunicación recaía en lo emocional más que en lo racional. Hoy la tribu moderna cuenta con un lenguaje muy complejo, y lo simbólico se ha vuelto tan relevante que aparece como opuesto a lo racional. Como señaló J. Habermas, la comunicación está organizada sobre la base de la dominación y no sobre la base de una libre comunidad de hablantes. Lo cual produce un entendimiento equívoco, un pseudoconsenso en el que no hay verdadera comunicación entre los interlocutores. Y allí donde las condiciones de la interacción simbólica no están basadas en la verdad, la libertad y la justicia, queda distorsionada la acción comunicativa. En consecuencia, el nivel de distorsión se corresponde con el de dominación represiva. Tal es la situación en España, en donde la afirmación de MacLuhan de que el medio es mensaje se cumple a la perfección. Pues la misma lengua es contenido en la medida en que el uso de algunas palabras expresa lealtades y animosidades, valores y emociones. Por ejemplo, no son instrumentales sino sustantivas las palabras que circulan en el imaginario actual: crisis económica, memoria histórica, Estatuto, Gürtel, etc. ¿Qué es el/la Gürtel, cuyo género es hasta vacilante? Los medios afines al Gobierno utilizan unas palabras; los demás, otras. Lo denominan «trama», «caso», «operación», «red» y hasta «sumario». Son palabras de la tribu.
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