Crisis del PSOE

Decepción

La Razón
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En el acto primero, Zapatero no presentó un nuevo plan de medidas para hacer frente a la grave situación económica por la que atraviesa España. En el acto segundo, Mariano Rajoy criticó al presidente del Gobierno; le recordó su falta de crédito después de todo lo que ha pasado e insistió en la desconfianza que generan sus actuaciones, para terminar pidiéndole que convocase elecciones anticipadas. En el acto tercero, Zapatero retó al líder del PP a que plantease una moción de censura, si es que se atrevía. Más o menos, ése es el resumen que se me ocurre después de las primeras intervenciones de ambos políticos en el Debate sobre el Estado de la Nación. Lamentablemente, hasta ese momento se ha cumplido el guión previsible, por lo menos en lo que respecta al capítulo económico. Confieso que tenía alguna esperanza de que las cosas fuesen de otra manera, a la vista de cómo está la situación. Pensaba, por ejemplo, que Zapatero iba a coger el toro por los cuernos de una vez por todas, proponiendo al conjunto de grupos políticos con representación en el Congreso de los Diputados un ambicioso plan para salir de la crisis y encarar el camino de la recuperación. Pero, nada de nada. De Rajoy esperaba que me detallase su alternativa, especialmente en el capítulo económico. Tampoco se cumplieron mis expectativas en eso. Mientras tanto, en la calle, me pareció que había menos interés que otras veces por el desarrollo del citado debate parlamentario. Se transmitía una sensación de que era más de lo mismo y de que no serviría para arreglar las cosas. La palabra que se acerca más a la sensación que tuve ayer fue decepción, acompañada de un cierto hastío.