Prevención
La esquizofrenia multiplica por cinco el riesgo vascular
Aumento de peso, colesterol o hipertensión pueden convertirse en los efectos secundarios de los fármacos empleados en la patología mental con más estigma
Esquizofrenia. Una enfermedad mental que sufre en España casi medio millón de personas. Alteraciones en la percepción de la realidad, demencia progresiva o delirios, son algunos de sus síntomas que experimentan en sus cabezas los afectados. Los problemas no acaban en su cerebro, sino que llegan a invadir todo su cuerpo y, por eso, su esperanza de vida se reduce al menos en una década. Además de cargar con el estigma social que cuelga de sus hombros, tienen que hacer frente a las miles de complicaciones de su enfermedad. La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año se diagnostican entre 15 y 30 nuevos casos de esquizofrenia en el mundo por cada 100.000 habitantes y, según Celso Arango, director científico del Centro de Investigación biomédica en Red de Salud Mental, el 25 por ciento de los casos en España empiezan antes de los 18 años. Resulta destacable el hecho significativo de que en este tipo de pacientes se incrementa hasta cinco veces el riesgo cardiovascular. ¿Por qué? El objetivo primero que se marcan los médicos es el control de la patología. «Los pacientes deben conocer desde el primer momento en qué consiste su enfermedad y las necesidades que existen, sobre todo en cuanto a rigurosidad y seguimiento del tratamiento», afirma Jerónimo Saiz Ruiz, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP). Después, no en todos los casos, se analizan las comorbilidades: como la obesidad, la aparición de hipertensión, el desarrollo de hipertcolesterolemia e incluso diabetes. La situación ideal: poner tratamiento acompañado de un seguimiento del paciente para saber, no sólo si sigue la medicación pautada, sino también qué efectos produce ésta en su organismo.Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, expone que «los tratamientos psicofarmacológicos no sólo influyen en el cerebro sino también en todo el organismo, modificando el estilo de vida del paciente y su metabolismo. Sin embargo, no todos los medicamentos producen el mismo efecto cardiometabólico, algunos son más neutros y otros influyen en mayor medida. Diversos estudios han demostrado que mientras algunos antipsicóticos producen un aumento de peso, y alteración de la glucemia y los lípidos, otros tienen un efecto menor o casi nulo sobre estos parámetros».MiedosLa presencia de una esquizofrenia eleva significativamente el riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares y aumenta también considerablemente el riesgo de muerte prematura debido a algún tipo de complicación cardiovascular. «Se estima que los pacientes con esquizofrenia tienen el doble de riesgo de fallecer por un problema cardiovascular, siendo la primera causa de muerte en este grupo», afirma del doctor Carlos Macaya, presidente de la Sociedad Española de Cardiología.El perfil de riesgo de las personas con enfermedad mental grave está influido por un estilo de vida poco sano, como tabaquismo, mala dieta o el sedentarismo. Además, existe un efecto directo de la enfermedad que se une en muchas ocasiones al tratamiento antipsicótico en la progresiva aparición de factores de riesgo cardiometabólico, ya que algunos medicamentos inducen un aumento de peso y un incremento del riesgo de sufrir efectos metabólicos adversos. «Sobre todo en los que denominamos de segunda generación, donde se altera una hormona, la prolactina, responsable de algunos de estos cambios en el organismo», apunta Saiz. «Al mismo tiempo –añade el presidente de la SEP–, podemos encontrar determinadas opciones en el mercado farmacológico que son perfectamente compatibles con los tratamientos contra la hipertensión, la diabetes o el colesterol».Por otro lado, los miedos de los expertos no sólo se quedan ahí, sino en la falta de adherencia a las terapias. Se estima que casi un 40 por ciento de pacientes con este trastorno abandona el tratamiento durante el primer año y el 75 por ciento durante el segundo. «Sabemos que estamos ante una enfermedad degenerativa, que acaba con las capacidades del individuo, por eso las medicinas son tan importantes», subraya Saiz. Con el fin de controlar todo ello, Edelmiro Menéndez, vicepresidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Central de Asturias, expone que «se deben establecer una serie de estrategias para controlar a los pacientes como un "todo", mente y cuerpo». Por ello, Menéndez reclama equipos multidisciplinares «que puedan integrar a todos los especialistas y que de algún modo se coordinen a través de los médicos de Atención Primaria».Otro de los debates que surgen a raíz de esto es sobre la eficacia de los tratamientos en pacientes jóvenes con predisposición a desarrollar esquizofrenia. «No tenemos marcadores genéticos, pero algunos estudios han demostrado que ciertos patrones que se manifiestan en niños, demuestran el desarrollo de la enfermedad en la edad adulta», explica Saiz. Desde la Universidad de Duke, en EE UU, Terrie E. Moffitt , como coautor de una investigación sobre ello, apunta que «hay déficit verbales y de construcción del lenguaje que se presentan como primeros signos de la patología».
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