Valencia
El Rey podría reaparecer el domingo en Valencia por Jesús MARIÑAS
La inauguración de la retrospectiva de Antonio López en el Thyssen, que se celebró ayer por la mañana, fue una gala marcada por la sencillez del artista. Una naturalidad que acentuaron su esposa María Moreno y sus dos hijas, tan reproducidas en la significativa y esperada muestra de su obra con la que el museo volvió a marcarse un tanto.
Congregó a un público de gala, con abanico en mano, como la cálida Elvira Rodríguez bajo galas más oscuras que las níveas de la baronesa Thyssen, que llevaba unas sandalias blancas anudadas hasta media rodilla. Contrastó con el look de la siempre impecable Alicia Koplowitz que, obsesionada por la perfección, no dejó de ahuecarse su rubia melena con un peine, gesto observado –no sé si también envidiado– por Mariluz Barreiros, con blusa amarilla, y Paloma Segrelles. También estaba el ya nonagenario Ginés Liébana, a quien la Infanta Pilar prometía «próxima visita»: «Quiero ir a comprarte algo», le dijo mientras Liébana, el excelente retratista, se enorgullecía con increíble viveza mental y artística. De estas cualidades deja muestra en el retrato «con mucho rojo» que ahora hace de Carmen Calvo. «¿Y para cuándo estará el retrato de la Familia Real que empezó a finales de los 90?» le pregunté a Antonio López. «Lo acabaré pronto, aunque nunca lo veo rematado», me comentó. En la inauguración fueron muchos los que adelantaron que Don Juan Carlos reaparecerá el 3 de julio en Valencia, ya recuperado de su reciente operación.
Por allí estaban Rafael Spottorno, que tanto sabe de La Zarzuela tras años a su servicio, y un Ruiz-Gallardón absorto con las cosas de la duquesa de Badajoz, que se confesaba «vieja y gruñona» con un lino ligero rayado en crema. Álvarez del Manzano habló de arte con Plácido Arango, mientras las obras de Antonio López pasmaban en su detallismo. Ante la baronesa Thyssen no pude menos que indagar cómo anda su contencioso con su hijo Borja. «Como siempre, qué quieres que te diga. Sigo sin tener su número de teléfono. Me pidió que le regalase una cosa y desde entonces no hablo con él. Y eso que tenía intención de acceder a su deseo...», explicó. Sobre el caso de los dos cuadros que le reclama como supuesta herencia del barón, Cervera imagina que todo acabará «en agua de borrajas. Es todo un disparate, pero me duele», reconoció. Doña Sofía recorrió la muestra detalladamente durante una hora. Se detuvo sobre todo ante un tríptico en su repetida versión dibujada y se interesó por el lugar en el que se había hecho el retrato del padre de Antonio López. «Es mi casa paterna en Tomelloso», le explicó el autor.
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