Literatura
Los inolvidables de César VIDAL: Viaje a bordo de «La máquina del tiempo»
Nunca he sido aficionado a la ciencia-ficción. Sin embargo, reconozco que cuando sus aportes son excelentes los he disfrutado mucho. He tenido esa experiencia, entre otros autores, con los hermanos Strugatsky, con Zamiatin, con Orwell, y, por supuesto, con H. G. Wells. El caso de éste fue peculiar. Tenía yo 15 años y un día el profesor de latín del curso anterior se acercó a la ventana donde yo me apoyaba a estudiar después de comer. Me refirió que los padres de un repetidor de la asignatura le habían pedido que le diera clases particulares, pero que él ya no estaba para esos trotes y que había llegado a la conclusión de que podría ganarme «unas pesetas» cumpliendo con aquella función. Añadió, además, que yo estaría haciendo «una obra de misericordia» porque el chico era una calamidad. Ni entonces ni ahora he sabido negociar mis emolumentos y, finalmente, me pagaron 80 pesetas por hora de clase, pero intenté compensar aquella frugalidad con otros beneficios colaterales. Y es que mientras, guiado por mí, aquel chico se introducía en la Guerra de las Galias, yo me percaté de que su padre contaba con una notable biblioteca de ciencia-ficción. El primer libro que me prestó fue «La máquina del tiempo». Cruzando sus páginas, supe que en la Inglaterra victoriana se había viajado hacia el futuro y que se había descubierto a nuestra especie reducida a la esclavitud, pero con elementos femeninos atractivos. Seguramente, Wells era poco sofisticado e incluso algo ingenuo en comparación con otros autores del género que lo seguirían. Pero nada de eso me importó atrapado en el relato, y es que lo humano me interesaba mucho más que lo técnico. Para colmo de bienes, gané el primer dinero de mi vida y mi alumno aprobó el latín. ¡Quién tuviera una máquina del tiempo para regresar a algunos de aquellos momentos!
«La máquina del tiempo»
H. G. Wells
Alianza
313 páginas. 8 euros.
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