Literatura
Triki
A Gallardón le supura el ímpetu más allá de las obras, amiguitos. Cuando creíamos que la zanja era su especialidad compulsiva, nos encontramos con una ristra de medidas a lo bestia, hala, morterada sin masticar. Gallardón, en adelante Triki en honor al monstruo de las galletas, tiene previsto otorgar a los notarios la capacidad jurídica y legal para que puedan ocupar, tanto en bodas civiles como en divorcios de mutuo acuerdo, las funciones de un juez. A mí me parece sensacional porque yo estoy muy satisfecha con mi notario, y eso que cuando he ido a verle siento lo mismo que en la sala de espera del dentista. Me parece impresionante la puesta en escena de los notarios, con esa solemnidad con la que te hacen esperar hasta que aparece el notario, oigan, siempre en silencio, que cuando se abre la puerta te dan ganas de ponerte de pie y hacer reverencia. Con esa majestad, con ese porte, con ese cubo de bolis siempre cerca, con esa pregunta que te come el alma: «¿Ha leído Vd todas las páginas? ¿Está Vd seguro de lo que va a firmar?». Y en ese momento, te tiemblan las piernas y la siguiente escena eres tú abrazando al notario. Ya digo, yo estoy de acuerdo, porque además está la cosa muy mal, y esta gente lo está pasando chungo con la crisis, tanto, que ven una hipoteca y por lo visto se tienen que embridar las emociones. Propongo que, para ayudar a los estanqueros también, Triki apruebe la venta de arras donde antes comprábamos el Chester. Todo sea por el bien ajeno y el de los notarios, con los que tantos buenos momentos hemos pasado en nuestra vida.
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