Hollywood

Hollywood no quiere hablar catalán

El día después de que la Generalitat aprobase su Ley de Cine, las «majors» aseguraron que muchas de sus películas no llegarán a las salas porque no las doblarán al catalán.

Hollywood no quiere hablar catalán
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I r al cine en Cataluña puede volverse una pequeña odisea a partir del 1 de enero de 2010, cuando entre en vigor la Ley del Cine en catalán aprobada por el Parlament. Al menos, eso advirtió ayer la Federación de Distribuidores Cinematográficos (Fedicine), que representa a las «majors» de Hollywood. No quieren confrontaciones, acatarán la ley, es decir, la llevarán hasta el extremo: «Los catalanes tendrán que ir a ver "Piratas del Caribe 3"a Zaragoza. Habrá muchas películas que no se estrenarán y otras que sólo vendrán en versión original sin subtítulos», señaló Luis Hernández de Castro, presidente de Fedicine.

Romper el acuerdo

El sector quiso responder así a la aprobación de una ley que sienten que los ataca como empresa privada. En el contexto de la crisis, la obligación al doblaje al 50 por ciento de las películas en castellano y catalán hará que lleguen menos cintas a los cines y muchas salas se verán obligadas a cerrar. «La ley implica dinamita en la relación del sector con la Generalitat y rompe automáticamente el acuerdo que teníamos con ellos», dijo Hernández.
Hace doce años, durante el gobierno de CiU, también se intentó estipular cuotas de doblaje.

El trámite no salió adelante en el Parlament, pero la Generalitat y Fedicine establecieron un pacto de caballeros por el que los distribuidores se comprometían a doblar entre 30 y 35 películas al catalán seleccionadas por el Govern. «A partir de diciembre, los nuevos estrenos que entren en proceso de doblaje no se doblarán para Cataluña. No tenemos nada en contra del catalán, es una decisión comercial, sólo eso. No se puede obligar a cambiar los hábitos de la gente», señaló Hernández.

Para Fedicine y el Gremio de Empresarios de Cines de Cataluña, ésta es una ley «que nace muerta» y que nunca podrá aplicarse, ya que va en contra de los tratados de la Unión Europea y de la Organización Mundial del Comercio (OMC). «Es una ley de cara a la galería. El PSC nos ha vendido a Esquerra por un par de votos. Saben que no se podrá aplicar nunca y dejan la patata caliente al siguiente gobierno. Sólo querían el titular, las cuotas, las sanciones; nunca hablaron con nosotros», afirmó Carlos Terrazón, presidente del Gremio de Empresarios de Cine de Cataluña.

La ley, tal cual está redactada, provoca dos agravios comparativos. Por un lado, una película de Steven Spielberg está en inferioridad de condiciones en comparación con una de Cantinflas al estar obligada a un doblaje doble, con todos los gastos que significa, ya que la de Cantinflas está exenta al ser en castellano. «Esto viola la obligación de la OMC de no discriminar entre productos extranjeros. No hay diferencia entre un producto estadounidense y otro mexicano», señaló Ramon Torrent, catedrático de derecho internacional.

Además, si una sala quiere proyectar un ciclo del mejor cine europeo del siglo XX y otra quiere exhibir uno del mejor cine del destape, el segundo, al estar en castellano, tendrá muchas más ventajas que el primero, lo que contradice las normas actuales de la Unión Europea. Exhibidores y distribuidores señalaron que ya se han abierto expedientes en la Dirección General del Comercio de la UE y la OMC, y que la Generalitat ha hecho oídos sordos a estos requerimientos y no han informado al Parlament. «El "lobby"de los abogados es el más poderoso de Estados Unidos y ahora hay muchos en Washington y Chicago frotándose las manos con esta ley», dijo Torrent.

Los exhibidores aseguraron que no repetirán el día de huelga que realizaron en febrero. Esperarán a la actuación de la OMC, pero saben que el daño ya está hecho. «¿Qué imagen quieren dar al extranjero con leyes intervencionistas? ¿Cómo van a llevar sus películas a nivel internacional si entorpecen aquí el libre mercado?», dijo Terrazón. Por su parte, el director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Ignasi Guardans, aseguró ayer que la ley catalana del cine no será «el apocalipsis», ni «una hecatombe», pero afirmó que debería abrirse un diálogo con el sector para que su aplicación sea «más favorable».

El conseller de Cultura de la Generalitat, Joan Manuel Tresserrass, insistió en que «la ley se ha hecho a favor del sector, también de los grandes estudios y el cine de Hollywood», y que su aplicación se notará el 1 de enero. Los exhibidores y distribuidores están de acuerdo, pero no como imagina Tresserras. «Hicimos un día de huelga por un solo motivo, que Tresserras miente, que ésta no es una ley de consenso», criticó Terrazón.