Valencia

El insomnio del campeón

El hombre más agobiado del mundo se convirtió en el más feliz cuando vio a Johann Zarco en el suelo. Era su único rival y si estaba fuera de carrera ya no tenía nada que temer.

RODRIGO RATO, presidente de Bankia, felicita a su piloto tras ganar el título del octavo de litro
RODRIGO RATO, presidente de Bankia, felicita a su piloto tras ganar el título del octavo de litrolarazon

Cheste (Valencia)- Terol se convertía de forma automática en el último campeón de la historia de 125, una categoría que durante décadas ha servido de primer escalón para las futuras estrellas del motociclismo. Nico podía respirar tranquilo después de una temporada complicadísima para él, porque desde el principio fue señalado como el único favorito para el título. «Uff!! Ha sido un fin de semana duro para finalizar el año que menos he dormido de mi vida», explicaba el valenciano, al que el síndrome de la responsabilidad le ha hecho sufrir más de lo esperado.

«Veía que lo tenía muy cerca y todas las miradas estaban puestas en mí. Sabía que lo iba a conseguir, pero la espera me generaba un "nerviete", que me hacía estar en pie antes de que sonara el despertador», continuaba con una sonrisa de oreja a oreja y el brillo en los ojos del que ha aprobado con nota un examen importantísimo. En las últimas carreras metabolizó la presión en un insomnio que le impedía descansar, contando los minutos que quedaban para volver al circuito y seguir caminando en su tortuoso camino hacia el título. Reconoce que en Malasia tiró de Dormidina para alejar los demonios, pero no le fue demasiado bien –«tampoco pude dormir y encima durante el día estaba más cansado»–, así que en Valencia, la noche previa a la carrera definitiva, cambió de táctica para conciliar el sueño. «Pensé en una película con la que me hubiese reído mucho, para desestresarme. Después busqué "Gladiator"y como no la encontré me puse "Braveheart", que tiene una música relajante y además el protagonista lucha por lo que quiere». Contó Nico que la estrategia no funcionó del todo, pero daba igual. Ya tenía la camiseta conmemorativa con el número uno encima de su mono y era la única estrella en la sala de prensa del circuito de Cheste.

Entre el montón de micrófonos aparecía Solex, el ratoncito de peluche del que no se separa, también vestido con la elástica del campeón. «Fue un invento de los mecánicos, cuando el pistón de la moto se desgastaba en forma de dentelladas de roedor. Todo el mundo le ha cogido cariño y no sólo en el equipo, porque me preguntan por él en todos los sitios a los que voy».
Además de en 125, Terol es también el campeón de la normalidad. Un chico agradable del que no se pueden esperar tatuajes imposibles u otras extravagancias, y que está deseando salir a pasear por su Masía con sus perros, Lucho y Aisa, para saborear lo que ha conseguido. Como regalo por el título no ha pensado en un súperdeportivo de color rojo; le basta con darse un buen atracón de chocolate, el capricho que él mismo se prohíbe en el colmo del perfeccionismo.
Su jefe, Aspar, destaca su capacidad de trabajo y sacrificio por encima del talento, y el propio Nico se define como un currante del «que nadie sabe lo que ha sudado» para llegar hasta lo más alto. Hoy probará la Moto2 de 2012 «sin agobiarse». Ahora sólo piensa en disfrutar de diez horas de placentero sueño libre de preocupaciones.

La cuarta victoria de «Mack». Ha sido el novato del año y elegido mejor piloto de la categoría no por casualidad. Viñales sumó su cuarta victoria ante la atenta mirada de Paris Hilton y se convirtió en el piloto más joven (16 años) en ganar dos carreras seguidas.