Barcelona

El caso más famoso de Pou

En la Inglaterra de 1912, el inspector Goole interrumpe la cena de los adinerados Birling, como indica el explícito título de «Llama un inspector», la obra del dramaturgo británico John Boynton Priestley que llega hoy a Madrid, dirigida y protagonizada por José María Pou.

Pou, Canut y Pagès, en la obra de Priestley
Pou, Canut y Pagès, en la obra de Priestleylarazon

Ha muerto una chica, y poco a poco el policía irá tirando del hilo hasta averiguar quiénes la empujaron a la muerte. Pero no estamos ante otra pesquisa de Hercules Poirot o de de Mrs. Marple. «La función es más actual que nunca: si hay una una que hable de nuestra crisis, del paro, de las injusticias sociales, de las clases pudientes explotando a las desfavorecidas y de cómo éstas pagan los errores de los ricos, es ésta», aclara Pou.

Un arma electoral
Priestley enfrenta a Goole al potentado Arthur Birling, aquí Carles Canut, acompañado por su esposa, sus hijos y su futuro yerno, interpretados por Victòria Pagès, Ruben Ametllé, Paula Blanco y David Marcé. Y sitúa la acción en 1912 porque «estaba muy cabreado al ver que, al finalizar la II Guerra Mundial, la sociedad inglesa estaba repitiendo los mismos esquemas de desigualdades que había antes de la Primera».

De hecho, el origen del texto está en la política: «Priestley era una figura muy destacada del laborismo. Tenía un programa de radio en la BBC , todos los domingos de 9 a 10 de la noche, donde daba una charla, un mitin prácticamente, y se paralizaba el país. Se decía que la gente le escuchaba más que al propio Churchill. El partido Laborista le pidió que se presentara como candidato y él se negó. Pero dijo que colaboraría con la causa socialista y escribió esta obra». Priestley (1894-1984) era ya un autor reconocido, pero se topó con dificultades y el estreno londinense en el Old Vic se retrasó hasta 1946. Churchill, en cualquier caso, perdió los comicios a pesar de haber liderado la victoria frente a Hitler.

La obra llegó pronto a Madrid, en 1947, y a Barcelona, en 1951. En la Ciudad Condal no se había visto desde entonces, pero en la capital ha habido muchas producciones: Fernando Guillén y José Luis Pellicena protagonizaron algunas. Curioso, ya que «debía de ser una pieza muy incómoda para el régimen. Pero ésa es la maravillosa trampa que tiene la función: se hacía tanto en Madrid porque se representaba como una obra de Agatha Christie, potenciando lo policiaco y pasando por encima de lo demás».

Anglófilo por Shirley Basey
Sin olvidar que se trata, defiende el director, del teatro que ha vertebrado el siglo XX. Algo que reivindica como director de los teatros Goya y La Latina: «Un modelo de eso que se ha perdido mucho, que es la carpintería teatral. Consiste en construcción de escenas y diálogos, en saber jugar con los personajes, sacarlos y meterlos en escena... Es la "pièce bien faite", ese teatro de toda la vida que hasta se despreció», lamenta el director. Un anglófilo por formación más que por elección: «Aprendí inglés para entender las canciones de los Beatles, Frank Sinatra y Shirley Basey», confiesa Pou con una sonrisa.


Olimpiadas y vibradores
La agenda de Pou está completa hasta 2012: es director de los teatros Goya y La Latina, en Barcelona y Madrid, respectivamente, y le sobran proyectos paralelos. Acaba de estrenar en Valladolid «Concha: yo lo que quiero es bailar», un espectáculo biográfico con Concha Velasco en escena. En noviembre dirigirá a Maribel Verdú y Aitana Sánchez-Gijón, juntas de nuevo tras «Un dios salvaje», en una obra de Sarah Ruhl: «En la habitación de al lado». Una comedia que promete dar que hablar y que ha sido un éxito en Broadway: inspirada en investigaciones reales, habla de las primeras mujeres que probaron el vibrador como terapia para calmar la ansiedad sexual. Y en junio de 2012, Pou viajará a los Juegos Olímpicos de Londres, donde volverá a trabajar con Calixto Bieito, años después de su aplaudido «Rey Lear», en un terreno similar, esta vez en un montaje que tratará sobre Shakespeare.