Miami
Heces de pollo para salvar los ríos
Diseñan un aparato que inyecta los desperdicios avícolas en zanjas. Su uso permite reducir la cantidad de fósforo y nitrógeno que acaba en los cauces
Una nueva máquina, llamada «Subsurfer», ha sido desarrollada por científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) de EE UU, para inyectar los desperdicios avícolas en aquellos campos con zanjas poco profundas, que reducen el vertido de nutrientes excedentes, tales como fósforo y nitrógeno.
El aparato puede trasladar hasta cinco toneladas de desperdicios, que se colocarán debajo de la superficie del suelo. Se trata de un tractor que inyecta los restos avícolas con el mínimo daño al suelo antes de plantar los cultivos. Y es que estos residuos –una combinación de estiércol de aves de corral y material del suelo, como virutas de pino o cáscaras de cacahuetes y arroz– son un fertilizante natural.
Los estadounidenses comen unos 40 kilos de pollo por persona al año, por lo que la producción de aves de corral es la fuente principal de ingresos para muchas granjas pequeñas. Los desperdicios avícolas constituyen una fuente excelente de nutrientes para los cultivos, aunque el método tradicional provoca emisiones de gases, aumenta el escurrimiento de nutrientes hacia las vías fluviales cercanas a la Bahía de Chesapeake y permite la evaporación del nitrógeno amoniacal. Con el «Poultry Litter Subsurfer» se minimizan las pérdidas de nutrientes y así los granjeros mejoran la calidad del aire, el agua y aumentan la productividad de cultivos. Cada año, unas 2.700 granjas avícolas crían más de 571 millones de pollos. Las 600.000 toneladas de desperdicios que producen, una combinación de estiércol y paja, son un fertilizante ideal para el maíz, por ejemplo. Sin embargo, al rociarlo por la superficie del suelo se expone a que nutrientes como el fósforo se escurran en las aguas de la bahía, lo que provoca brotes de algas que bloquean la luz y privan de oxígeno a los peces, cangrejos y otras formas de vida acuática.
Funcionamiento
Sin embargo, una de las versiones de la máquina desarrollada por Dan Pote, científico especializado en suelo del Centro de Investigación de Granjas Pequeñas del ARS, descubrió que el aparato redujo el escurrimiento de nutrientes y las emisiones de amoniaco por lo menos en un 90 por ciento, mientras que aumentaron los rendimientos del forraje. Además, el escurrimiento de fósforo y nitrógeno se reduce de un 80 a un 95 por ciento.
La máquina es tirada por un tractor que abre ocho zanjas de 50 cm de ancho, 75 de profundidad con un espacio de 33 entre cada una. Este proyecto comenzó en 2009 y tiene como fecha de finalización el 30 de noviembre de 2011. Ya se solicitó una patente para la herramienta y ahora se buscan socios comerciales.
✕
Accede a tu cuenta para comentar