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Groucho y Dumont amor en conserva

¿Quién era Margaret Dumont? Pregúntenle a un admirador de Groucho Marx y le dirá que fue la única persona sensata que entre marxismo y leninismo escogió a Groucho Marx. Aunque Groucho nunca la escogió a ella. El hombre del frac, de puro en ristre y bigote tiznado, prefería a las mujeres fatales y las rubias platino, a las que perseguía como un sátiro encorvado, mientras agitaba como un pingüino los picos del frac.

Groucho y Dumont amor en conserva
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En «Amor en conserva» (1949), una jovencísima Marilyn Monroe entra en una agencia de detectives donde está Groucho y le dice: «Quiero que me ayude, me persiguen unos hombres». Groucho la mira inquieto, y mientras sube y baja las cejas pintadas le dice: «No puedo comprender por qué». Y se apretuja entre sus brazos para protegerla.Era justo en esos momentos líricos de las películas de los hermanos Marx cuando aparecía Margaret Dumont, una dama de la alta sociedad, robusta como la Castafiore, vestida con una elegancia antigua. Miraba con indiferencia a la jovencita y trataba infructuosamente de llamar la atención de Groucho, el hombre que la tenía abducida, sin conseguir más que indiferencia y menosprecio. Sin embargo, Margaret, de quien Groucho dijo que era el quinto Marx, fue el amor más fiel que tuvo. Groucho desdeñaba con coquetería sus solicitaciones amorosas, se burlaba de ella, le hacía las mayores perrerías y, ante las caras de asombro, intriga y perplejidad de ella, le soltaba una galantería, que comenzaba con énfasis hiperbólico: «Mi buena mujer».Entonces sacaba a relucir sus inigualables dotes de Don Juan de viudas ricas a las que había que desplumar. Con una verborrea desconcertante, proseguía: «Pensarás que soy un sentimental, pero ¿te importaría darme un mechón de tu cabello? ¿Un mechón de mi cabello? –preguntaba retóricamente Margaret Dumont–. Y no te quejes. Iba a pedirte toda la peluca».Margaret siempre fue el contrapunto serio de Groucho Marx. La viuda rica e inocente de la que se burlan los tres hermanos con reiterada crueldad. Ella representa, frente a la anarquía y el caos sin sentido de Groucho, el orden establecido, la dama de ringo rango que nunca pierde los papeles. Margaret Dumont comenzó en las obras teatrales de los hermanos Marx en Broadway. En «Los cuatro cocos» (1929), interpretaba a la Sra. Potter y repitió en seis películas más el mismo papel. Tan sólo cambiaba de nombre, como la Sra. Rittenhouse en «El conflicto de los Marx» (1930) y la Sra. Clypool, en «Una noche en la ópera» (1935). En ésta es la millonaria con quien queda Groucho Marx en su camarote para seducirla y conseguir sus millones. Cuando llega y abre la puerta del abarrotado camarote de los Marx remata con suprema elegancia el gag más famoso de la historia del cine.Juegos de un seductor¿Qué veía la bondadosa Margaret Dumont en el estrafalario Groucho? Sin duda, a un seductor. Ambos personajes son vestigios arqueológicos de los dramas románticos, en los que la dama digna e ingenua se resiste, no sin complacencia, a los envites del malvado seductor. La pareja, por ser tan contrapuesta y absurda, funciona a la perfección en estos enloquecidos vodeviles, hasta el punto de que el público llegó a creer que estaban casados realmente. Ella mantiene de forma tan maravillosa el tipo, avanza con tal dignidad en aquel circo dislocado, sin apenas inmutarse ni romper a reír, que bien merece el homenaje de quienes hizo disfrutar tanto. Sirva este diálogo de «Sopa de ganso» (1933) como ejemplo de la relación en el cine: «Temo que después de llevar algún tiempo casados encuentres una mujer hermosa y te olvides de mí –le dice la Sra. Teasdale-. No te olvidaré –le replica Groucho-. Te escribiré todas las semanas».