Grecia

La peor imagen hacia el mercado exterior

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BARCELONA- «Querido asistente al Mobile World Congress, como puede ser consciente, los estudiantes se han concentrado en plaza España delante de Fira de Barcelona. Debido a las protestas, la plaza está cerrada, así como la entrada y salida de la estación de metro». Así inició ayer John Hoffman, el CEO del Mobile World Congress, una nota enviada a todos los congresistas en la que lamentó profundamente la protesta estudiantil.

Conscientes de que el congreso de móviles es una de las citas más productivas para las arcas de la ciudad –la previsión del impacto económico del evento hasta 2018 es de 3.500 millones de euros– , un reducto de 500 manifestantes decidió concentrar la atención de la protesta frente al evento mundial al término de la manifestación, sobre las 15.00 horas. «La Policía tiene la situación bajo control, y los asistentes deberían seguir con sus negocios en Fira de Barcelona. Hay azafatas que dirigirán a los asistentes que deseen abandonar el recinto por salidas alternativas. El personal también será capaz de dirigir a asistentes a la estación de metro más cercana», apuntaba Hoffman en su nota a los congresistas.

El CEO hacía referencia al cierre del acceso principal a la feria, acordonado por la Policía Autonómica. Los asistentes sólo pudieron abandonar el recinto por la tarde a través de una salida trasera, en la calle Lleida.

Se produjo algún que otro incidente, con lanzamiento de piedras y botellas a los Mossos y, por lo menos, se llevó a cabo un arresto. Desde luego, no es la imagen que esperaban transmitir las autoridades nacionales y regionales de cara al exterior. Y menos en uno de los congresos con más impacto internacional.

 

La lupa
Grecia, con un pie al borde de la quiebra

La sombra de la peliaguda situación griega es cada vez más alargada. Tras el rescate financiero de 2010 y un durísimo plan de ajustes que ha incendiado la calle de protestas y algaradas, Grecia se encuentra de nuevo al borde del precipicio, sometida al escrutinio de la Eurozona antes de decantarse por un nuevo rescate. Con un pie en la quiebra, se ve en esta complicada tesitura después de una década de excesivo gasto público y una avalancha de deuda que está a punto de llevarse por delante las esperanzas de todo un país. En el punto de mira de las temidas agencias de calificación, Grecia tiene ante sí el difícil reto de ir
más allá en sus planes de austeridad mientras la
paciencia ciudadana se agota.