Ciencias naturales

El Hierro comienza a enfriarse

La masa volcánica que causó 8.500 seísmos se aleja del sur de la isla, que empieza a volver a la normalidad

Vista general del Valle de Frontera en la vertiente sur de la isla de El Hierro
Vista general del Valle de Frontera en la vertiente sur de la isla de El Hierrolarazon

La masa de material volcánico que ha hecho temblar la isla canaria de El Hierro se aleja rumbo al sur. Los más de 8.500 movimientos sísmicos registrados desde el pasado 19 de julio, muchos de los cuales movieron ventanas, camas y mobiliario urbano, asustaron a la población y atrajeron el foco informativo.

Pero la calma se va instalando en la pequeña isla (10.000 habitantes). Los expertos del CSIC trasladados a Valverde, uno de los municipios afectados, explicaron ayer a LA RAZÓN que las posibilidades de una erupción «va bajando en intensidad».

Tras dos meses de desplazamiento horizontal en el agua, a 12 kilómetros de profundidad, todo apunta a que la masa de 0,5 kilómetros cúbicos (más de 100 piscinas olímpicas) continuará camino al sur, y abandonará en los próximos días la zona del Julán (el área más al sur de El Hierro).

Riesgos mínimos
El único riesgo constatado estos días es el desprendimiento de rocas en las laderas, algo que, por otro lado, es un fenómeno bastante «normal» en terrenos volcánicos. Por este motivo se cortó el túnel de Los Ronquilllos y se desalojó a más de 50 familias. Muchas de ellas pasaron el día de ayer en sus domicilios. Los colegios de Frontera abrieron ayer sus puertas aunque algunos alumnos (o, más bien, sus madres) prefirieron quedarse en casa. Los ancianos, por su parte, que temían no ser capaces de correr en caso de explosiones, se asomaban tímidamente a la puerta de sus casas.

El despliegue de 44 miembros de la Unidad Militar de Emergencia, material de Cruz Roja y la presencia de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en Valverde, generó cierta alarma. «Vivimos del turismo y lo están asustando», protestaba el dueño de unos apartamentos de Frontera, en el Golfo.

Los habitantes de Valverde reunidos en el bar La Noticia comentaban el diagnóstico científico. «Pues yo ayer sentí un temblor tremendo», protestaba una vecina. Otros tres hombres, acodados en la barra, asentían.

Y es que en la noche del miércoles al jueves se produjeron ocho terremotos, uno de ellos, de 3,8 en la escala de Richter. Vulcanólogos como Alicia García, del CSIC, apuntan que «pueden pasar dos cosas: que la masa volcánica siga desplazándose y se produzca una erupción en el mar o que se solidifique creándose una roca gigante bajo el agua». La teoría de un nuevo risco en el océano provoca mucha expectación. «Imagina que nace otra isla aquí al lado», comentan en el bar. «Podemos unirnos a la Gomera», apostilla un anciano.

En cualquier caso, el semáforo de vigilancia volcanológica, que pasó de verde a amarillo por primera vez en décadas, no vuelve a la normalidad. «Estamos en fase estacionaria, sí, pero tampoco puede descartarse nada», recuerdan los expertos del CSIC. La isla está preparada para lo peor. La tarea preventiva es máxima. El Hierro se relaja.