Maupassant es mujer

Y así arrancó la trama: una niña es abandonada en un barco con destino a Australia en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Una misteriosa mujer promete cuidar de ella, pero desaparece dejándola a merced de la vida... Veintiún años después, aquella niña se entera que es adoptada, lo que cambia su vida y la sumerge en la búsqueda de su verdadera identidad. Tras su fallecimiento, su amada nieta recibe una inesperada herencia: una casa en Cornualles que puede responder a todos los secretos...

Tiene todos los ingredientes para atrapar al lector: misterio, ambigüedades familiares, seres en busca de su origen, relación insoslayable entre pasado y presente... Narrada en tres hilos argumentales, la historia se va componiendo magistralmente como un laberinto borgiano de fechas y acontecimientos. Desde 1900 a la actualidad, atravesando la década de los setenta, recorremos a través de la diestra mano de la autora, atmósferas masticables, localizaciones urbanitas y paisajes del alma... Desde el claustrofóbico aire viciado de las riberas del Londres más pobre de principios de siglo, hasta la costa salvaje de Cornualles pasando por el sofocante ambiente de la ciudad de Brisbane. Las tres protagonistas buscan y se buscan; son almas solitarias en pos de un anclaje biológico que dote de sentido a sus existencias y cierre todas las puertas entreabiertas de su remoto ayer.

Territorio de los recuerdos
Entre sus páginas se oyen ecos del mejor Maupassant, las tormentas psicológicas de Bradbury y el psicológico Henry James y sus personajes inquietantes. Morton da vida a un territorio mítico e incognoscible, el de los recuerdos. Abandonemos la idea de salir indemnes de este libro –que tiene una película en sus entrañas– porque es imposible. Con mucho amor, grandes dosis de pasión y un enorme ramo de viento intangible, estas páginas están escritas desde varios ángulos, prismas y enfoques.

Sobre la autora: Nacida en Australia y licenciada en arte dramático, de su primera novela vendió en el Reino Unido 800.000 ejemplares.
Ideal para...: volver a casa con mucha prisa para retomar su lectura... O desvelarse para saber qué sucederá en el siguiente capítulo.
Un defecto: Que se nos cierra de golpe un mundo en el que habitar cuando llegamos a la última página del libro.
Una virtud: Está escrito en la línea de la mejor tradición de la novela decimonónica pero adaptada a la nueva centuria. Puntuación 8