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Adiós a las maldiciones de penalti

Cristiano necesitó una pena máxima para meter su primer gol al Barça, lo mismo que Messi para hacer lo propio contra un equipo dirigido por «Mou»

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Un saludo leve entre los dos mejores jugadores del mundo. Cristiano Ronaldo esperaba, Messi pasó y le dio la mano. Apenas se miraron. Empezaba el primer clásico de los cuatro que van a jugar Real Madrid y Barcelona, el primer duelo entre «CR7» y Leo, que acabó en empate a todo. Empataron los equipos y empataron las actuaciones de sus estrellas. Estuvo más participativo el argentino, pero ambos fueron igual de decisivos. Dos penaltis sirvieron para que acabaran con las maldiciones que tenían contra el eterno rival. Cristiano ya le ha marcado al Barça y Messi ya ha conseguido lo mismo contra un equipo entrenado por «Mou». La igualada le sirve más al Barcelona: mantiene ocho puntos de ventaja con 18 por disputarse. Suena a sentencia. El problema es que el 1-1 llegó cuando estaban once contra diez. «Hay cosas positivas», destacó Casillas. «La casta, el orgullo», coincidieron casi todos, incluido Guardiola.

Messi y Cristiano fueron víctimas durante toda la primera parte de un partido enredado, de un choque de estilos opuestos. Da igual que entrene al Real Madrid, al Inter o al Chelsea. Mourinho utiliza una fórmula para parar al Barcelona que no pasa precisamente por discutirle el balón. «Si el partido lo decidiera quién va a tener más posesión, ya he perdido», aseguró el técnico portugués antes de enfrentarse con el Inter a los azulgrana. Lo que él pretende es tener posesión útil, con peligro, y dejar que el Barça acumule pases lejos del área de Casillas, robarle un balón cuando se descuide y salir a la contra con espacios. Esto propició que Messi bajara mucho al centro del campo para asociarse. Allí no le preocupa a «Mou» y allí acumuló un buen puñado de pérdidas, asfixiado por la presión del «trivote» del Madrid (Pepe, Khedira y Xabi Alonso) o por la persecución de Carvalho. Pese a todo, también fue el que más probó a Casillas. Se escapó dos veces, una rompiendo el fuera de juego y otra apoyándose en dos paredes, pero el portero respondió en ambas.

Cristiano se echó su primera carrera contra Adriano y la perdió. Lucha contra muchas cosas cuando se enfrenta al Barcelona. Peleaba contra su falta de gol, contra el Barça y contra la idea que se está extendiendo de que en los partidos importantes no es él, no da la talla. Los regates no le salían, pero, como Messi, tampoco le hacían falta para ser el jugador más peligroso de su equipo. La primera falta que tuvo fue a portería, pero apareció Valdés seguro. En la primera ocasión de plantarse solo ante el portero se le fue largo el control y Adriano apareció en el corte. En la primera oportunidad en la que remató en una jugada a balón parado, el gol estaba hecho. Cabeceó solo, pero Adriano otra vez despejó milagrosamente el balón antes de que entrara, y con Valdés batido. Y la primera falta de la segunda parte fue todavía más peligrosa. Esta vez ni el portero ni los jugadores. En esta ocasión fue el poste el que rechazó la pelota. Parecía una verdadera maldición, pero el penalti no lo perdonó. Con calma y colocación, puso el balón alto a un lado. Al séptimo partido, lo consiguió. «Eso no me preocupaba», reconoció Mourinho.

Nueve encuentros ha necesitado Messi para marcar a un equipo entrenado por Mourinho. En cuatro contra el Inter, tres contra el Chelsea y uno contra el Madrid no lo había logrado. Al segundo duelo contra los blancos, premio. En la segunda parte Leo entró más en contacto con la pelota, pero le faltó remate, como a Villa, que sigue negado. La entrada de Özil dio al Madrid la calidad que echó en falta antes. El alemán seguro que será titular el miércoles en la final de Copa.


Messi lanzó un feo pelotazoal público
El clásico se calentó en los minutos finales y Messi tuvo un gesto feo con el público del Santiago Bernabéu. Un balón que ya había salido, que estaba fuera de banda, lo lanzó con fuerza contra una de las gradas, que se lo reprochó. Quizá lo hizo para que le diera tiempo a colocarse, pero golpeó el balón con demasiada violencia. Pepe se fue a por él con un dedo en la sién. «Estás loco», le vino a decir el portugués, mientras la «Pulga» ponía cara de no enterarse de nada. Los jugadores madridistas pidieron tarjeta para el «10» azulgrana por la acción. Otra imagen curiosa la dejó Mourinho cuando se puso a comentar una jugada con Busquets en medio del partido, aunque con el juego parado.