Mal perdedor por Julián García Candau

Mourinho es especialista en la bronca. Suele ocultar con la polémica que crea, y las excusas de mal perdedor, sus errores. En Villarreal montó en cólera por el empate, pero al mismo había llegado con los nervios a flor de piel por idéntico resultado en el Santiago Bernabéu ante el Málaga de Pellegrini. Arrastró el malhumor y no supo salir del mismo sin que mediara el escándalo. Todo para disimular su mala alineación, los equivocados relevos y el mal juego de un equipo que no supo sobreponerse a un adversario, que ni siquiera pudo contar con sus mejores hombres a causa de las lesiones.
Jamás reconocerá el técnico portugués sus decisiones de entrenador marcadamente conservador. A El Madrigal acudió con más precauciones de las debidas. Todo por no consentir alinear a quienes mejor manejan el balón. Optó por corredores de fondo y prescindió de quienes son capaces de crear buen fútbol.
El Real Madrid, que salió favorecido arbitralmente del campo del Benito Villamarín y de Vallecas –aquí el árbitro perdonó penalti y expulsión de Sergio Ramos–, también contó en Villarreal con la ceguera del colegiado que no vio los dos penaltis de Arbeloa, ni tuvo valor para expulsar a Lass, que lo mereció.
El problema del Madrid es la carencia de estilo que no sea el contragolpe para aprovechar la velocidad y el disparo de Cristiano Ronaldo. Mourinho sólo ha aportado bronca e insultos, lo que no desea ningún sensato madridista. Empaña el nombre del Madrid. Me extraña que no le reprochen su falta de elegancia.
Posdata. El Real Madrid debería pedir perdón al Villarreal por los insultos a directivos y el menosprecio al club.