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Europa teme una nueva Somalia

El fantasma del islamismo radical planea sobre el futuro de Libia

Un hombre celebra con otros milicianos la toma de la ciudad de Shahat, al este de Libia
Un hombre celebra con otros milicianos la toma de la ciudad de Shahat, al este de Libialarazon

ROMA- ¿Es posible que las revueltas y la guerra civil en ciernes que vive Libia conviertan al país en un polvorín similar a Somalia, Afganistán o el Irak de los primeros años posteriores a la última invasión aliada? Este escenario ha sido introducido por el propio dictador, Muamar Gadafi, que en su último mensaje en vídeo acusó a los rebeldes de querer emular el caos somalí.
La posibilidad de tener en el norte de África un Estado fallido asusta a toda Europa y en especial a Italia y a Grecia. Más allá de las consecuencias en el suministro energético, que ya se están sufriendo, la «somalización» de Libia provocaría un maremoto en la estabilidad de toda la zona del Mediterráneo.
 
Encrucijada de tribus
A diferencia de Túnez o Egipto, Libia no cuenta con una élite significativa. Estos colectivos han jugado un papel destacado en el derrocamiento de Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto, al liderar de forma pacífica las protestas y marcar las líneas maestras de la transición democrática de sus países. Pero la sociedad libia es diferente a la de sus vecinos: la tribu sigue siendo el elemento principal de pertenencia del individuo.
Gadafi ha aprovechado esta falta de unidad en su beneficio, presentándose como un líder «súper partes». Hasta ahora. La pérdida del apoyo de algunas importantes tribus debido a la feroz represión de las protestas tiene dos consecuencias. La primera e inmediata es que dificulta aún más la supervivencia del Coronel. La segunda, verificable a medio plazo, es el posible enfrentamiento étnico cuando se produzca el vacío de poder.
Otro elemento que hace pensar que el estallido de Libia puede convertir al país magrebí en una nueva Somalia es la presencia de islamistas radicales, algunos de los cuales cuentan con experiencia de combate en Afganistán.
El propio Gadafi, que sabe bien cómo espolear los miedos de Occidente, ha culpado al líder del Al Qadia, Osama Ben Laden, de estar detrás de las revueltas, asegurando incluso que ha sido creado un emirato islámico en la zona este del país bajo el control de un ex preso terrorista de Guantánamo.
En otra de sus excentricidades, el dictador incluso ha dicho que Ben Laden ha distribuido drogas alucinógenas entre la población libia.