Ciudad Real

Quijote en un lugar de Manchuria

Julio de 2009. Discretamente, un ciudadano chino visita La Mancha. Pasea por los caminos polvorientos, hace fotos en las Lagunas de Ruidera, toma migas, flores de sartén, berenjenas y duelos y quebrantos. Admira el Corral de Comedias de Almagro, recorre la ruta obligada: Argamasilla de Alba, Calzada de Calatrava...

Una lección. Es la que ofrece el veterano Guo Tao sobre el escenario, en la piel del hidalgo de La Mancha
Una lección. Es la que ofrece el veterano Guo Tao sobre el escenario, en la piel del hidalgo de La Manchalarazon

Y sueña con molinos que son gigantes o viceversa, quién sabe. Si non e vero, que dirían los clásicos, bien pudiera serlo en buena parte. Lo cierto del relato es casi todo, salvo algún detalle de color. El ciudadano chino se llama Meng Jinghui, y es el director de la Compañía Nacional de Teatro de China. Su viaje a las tierras manchegas fue real: vino a empaparse del ambiente quijotesco para preparar su próximo espectáculo. Y, cosas de la vida, dos años después llega con el montaje a los mismos escenarios. El Festival de Almagro estrena este sábado «Don Quijote de La Mancha», espectáculo con el que la compañía pública china debuta en España y una de las apuestas más fuertes del certamen en un año en el que hay que combatir la crisis con imaginación. Treinta y tres personas, entre artistas y técnicos, se desplazarán desde la enorme República Popular de China hasta el pequeño pueblo castellano en el que a medidodía sólos se escucha a las moscas, perezosas, y que a la caída del sol cobra vida.

Las sombras del hidalgo
Una apuesta que supondría un reto económicamente inviable para un certamen «recortado» como es el de Almagro en esta edición si no hubieran colaborado a fondo con el Ministerio de Cultura de China. «Han ayudado muchísimo», reconoce la directora del Festival, Natalia Menéndez. El montaje, en chino con sobretítulos en español, es un viaje abstracto del Siglo de Oro al teatro más contemporáneo, prosigue Menéndez. «Es un Quijote que no sólo habla de la luz del personaje, de ese hombre cuya imaginación le lleva a ver molinos. Se trata de una obra que nos traslada a las sombras del Quijote, a su parte más trágica. Pero tiene un punto kitsch, y es a la vez muy asiático, tiene que ver con el cine que yo he visto asiático, con un humor muy distinto al nuestro».
En China, Meng Jinghui es una figura destacada de las artes, y la compañía, creada a finales de 2001 sobre la base de otras dos precedentes, el Teatro Artístico Joven de China y la Compañía Centra de Teatro Experimental, es una de las instituciones señeras en creación escénica. «Es un director absolutamente innovador, y los actores que interpretana Don Quijote y sancho son buenísimos», ensalza Menéndez, y añade: «Meng Jinghui sería equiparable en España a un intermedio entre Calixto Bieito y Lluís Pasqual».
Lo corrobora otra persona que conoce bien este montaje, Inmaculada González Puy, directora del Instituto Cervantes de Pekín: «Meng Jinghui es un director de teatro bastante reconocido y no solamente en China. El montaje que se presenta en Almagro se pudo ver ya cuando España fue el país invitado en la Feria del Libro de Pekín». Y asegura: «Se trata de una versión muy libre que introduce un buen número de historias pero que no se adapta literalmente al texto de Cervantes. El texto resulta bastante sarcástico y posee un toque irónico. Cuando se estrenó en la pasada Expo de 2010 en el Teatro de la Ópera del Pabellón Español, no dejó de arrancar las risas del público porque está lleno de gags y fantásticamente bien hecho». La voz en esta historia de la responsable del Cervantes de Pekín no es anecdótica: ella tiene buena parte de mérito en el hecho de que este año estén en Almagro, asegura la directora del certamen: en 2010, Ciudad Real acogió una reunión de directores de todos las sedes del Cervantes, y Menéndez los invitó a compartir también una cena en Almagro. Allí, González Puy le habló con tal entusiasmo del estreno que Menéndez se apresuró a ver el vídeo que le facilitó. No lo dudó.
Traducido por Dong Yansheng, y con adaptación de Kang He, esta versión del texto más universal de Cervantes recorta y resume, como tantas otras –abarcar todo el «Quijote» es imposible en un escenario– pero ofrece, en sus dos horas y veinte minutos, un recorrido por los momentos más célebres de la novela, desde la noche en la venta hasta la maladada lucha contra los molinos de viento. Los capítulos fundamentales y más populares de una novela que hasta en China conocen. «Es un montaje innovador y muy cercano a cualquier de nosotros, cuando lo vi, me pareció que hasta un niño lo podría entender», aclara Menéndez, en relación a la dificultad de la barrera idiomática, que no es tanta «cuando los actores son buenos». Además, matiza la directora, «cuando la gente oye que hay un Quijote en chino tiende a pensar en cartón piedra, en dibujos animados, y no paro de decir que no es así. Pero nuestro imaginario nos juega una mala pasada por desconocimiento».

Teatro desconocido
Almagro confirma con este espectáculo una tendencia interesante en los escenarios europeos: mirar a Oriente. Lo lleva haciendo desde hace años, con compañía japonesas como Ksec Art, habituales del certamen. Y ahora se suma el gigante asiático, cuyo teatro nos es más desconocido en general en Occidente, aunque lleguen aquí y allá muestras de sus compañías de danza y de circo. Si por el nuevo certamen gallego de Rías Baixas y más tarde por Madrid pasaban hace unos días los coreanos del Sadari Movement Laboratory con su versión de «Woyzeck», la mirada oriental queda remarcada este verano en otra cita principal: Edimburgo. La capital escocesa dedica buena parte de su programación a compañías japonesas, chinas, coreanas e indias. Entre lo más interesante están dos Shakespeares, «La tempestad», a cargo de los coreanos Mokwha Repertory Company (compañía privada dirigida por Tae Suk-Oh, responsable también de la Compañía Nacional de Teatro de Corea), y «La tempestad», con dirección del taiwanés Wu Hsing-kuo, una producción del Contemporary Legend Theater, formación nacida en 1986 con artistas surgidos de la tradicional Ópera de Pekín . Una versión americana de reparto japonés de la novela de Murakami «La crónica del pájaro que da cuerda al mundo», y una gran producción en dos partes de «Las mil y una noches».

«Boom» colonizador
Los señores del arte

La colonización asiática (comercios que surgen como setas en cada esquina aparte) abarca ya ámbitos tan importantes de la cultura como el arte. Los nombres de sus artistas suenan con fuerza. Y es que el mercado asiático ha adquirido un protagonismo absoluto artísticamente hablando. China representa el 33% de las ventas mundiales de Bellas Artes, Estados Unidos el 30%, Reino Unido el 19% y Francia el 5%. Un dato más refuerza su posición: cuatro de los diez artistas más valorados internacionalmente (y que más venden) son de origen chino: por detrás de Picasso se sitúa Qi Baishi (con 339,23 millones de dólares); en sexto lugar se coloca Xu Beihong (176,2), y el penúltimo de la lista de los «top ten» es para Fu Baoshi (125,2). El centro neurálgico del arte muta de continente: la empresa propietaria de las ferias Art Basel y Art Basel Miami Beach, ha rubricado un acuerdo con la Asian Art Fairs Ltd, propietarios de ART HK-Hong Kong International Art Fair. Con esta compra, los suizos se hacen con el control, de ART HK, la feria líder en el mercado asiático, que inició su actividad en 2008, con lo que la convierten en el tercer vértice del triángulo del arte.