Elecciones

Llamazares: de la sumisión al PSOE al minuto de gloria

Izquierda Unida perdió en las elecciones de 2008 el peso político y cualquier tipo de influencia en el Gobierno. Gaspar Llamazares llevó a la coalición «eco-verde», integrada por IU e Iniciativa Per Cataluña-Les Verds, a sus peores resultados, con sólo dos escaños. Sin embargo, ello no ha restado un ápice para que Llamazares intente «hacerse notar» a la más mínima oportunidad.

 
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Y así ocurrió el pasado jueves, cuando con su veto impidió que el acuerdo pactado por PP y PSOE con CiU para la reforma constitucional se pudiese votar. No quería que una reforma de ese calado contase con el aval de los diez diputados de la coalición catalana. Buscaba su «minuto de gloria».

Pero no ha sido esta la única vez que ha querido destacarse en busca del protagonismo que no le dieron las urnas; sin reparar en que, en alguna que otra ocasión incurría en una clara contradicción. Así, por ejemplo, mientras que el 23 de mayo de 2005 se posicionaba radicalmente en contra de la Ley de Partidos Políticos por entender que «ni el poder Ejecutivo ni el Legislativo deben implicarse en un proceso judicial de ilegalización de un partido», no tenía reparos el pasado mes de febrero cuando pedía la ilegalización de Falange Española. Esta formación, dijo entonces, «debería estar ya ilegalizada en aplicación de la Ley de Partidos», la misma que tanto criticó cuando se tramitaba en las Cortes.

Tampoco los tuvo en pedir la libertad de uno de los mayores sanguinarios de ETA, Ignacio de Juana Chaos, para evitar que se convirtiese en un «mártir» para sus defensores o un «símbolo de la venganza» para quienes reclamaba que continuase en la cárcel; o en aplaudir la concurrencia de Bildu a los últimos comicios.

Al no poder influir en los resultados de las votaciones del Congreso, optó por desmarcarse públicamente del Gobierno. De las reformas económicas que han tenido que adoptar la mayoría de los países de la UE para intentar salir de la crisis económica, tampoco ha querido saber nada. Sus propuestas parece que han tenido más poco eco. Pero lo importante parece que es evitar acuerdos mayoritarios.