Barcelona
El legado recuperado de Vicens Vives
CaixaForum de Madrid analiza el próximo lunes el papel del historiador
A los cien años de su nacimiento, la obra del historiador Jaume Vicens sigue más vigente que nunca. Buena prueba de ello son las jornadas que se celebran el próximo lunes en CaixaForum de Madrid organizadas por la Fundació Grup Set, institución dirigida por Adela Subirana. Con la participación de ponentes de la talla de Javier Solana, Santos Juliá, Narcís Serra y Miguel Herrero, el ciclo «Vicens Vives, una visión de futuro» quiere demostrar la vigencia de uno de los historiadores más importantes del siglo pasado, reivindicado por Josep Tarradellas, Josep Pla y John H. Elliott. Pese a morir a los 50 años, el recordado autor es responsable de una extraordinaria bibliografía, en la que demostró su curiosidad por conocer el pasado, vehículo con el que siempre pensó que podríamos entender nuestro futuro.
Voluntad de diálogo
Una de las organizadoras de estos debates es Anna Vicens Vives, hija del historiador, quien aseguró que las jornadas que se realizarán en CaixaForum tienen «la voluntad de crear un diálogo entre España y Cataluña, porque era algo en lo que siempre creyó mi padre. Él era partidario de un entendimiento porque creía que España y Cataluña estaban condenadas a entenderse y a necesitarse. A él le hubiera gustado que se hubiera puesto en marcha algo de estas características».
Los propios textos del historiador ayudan a comprender esas intenciones, especialmente dos de sus ensayos más aplaudidos por varias generaciones de historiadores: «Noticia de Cataluña» y «Aproximación a la Historia de España», libros que sufrieron en su momento la censura del régimen franquista. «Tuvo algunos problemas con sus libros, pero gracias a amigos en el Ministerio de Información y Turismo logró sacar adelante la difusión de sus trabajos. Pero eso también le sirvió para ayudar a otros amigos que tuvieron roces con la censura, como Pla, al que ayudó para no tener desencuentros con los censores», matizó Anna Vicens.
Jaume Vicens Vives nunca fue un hombre político. El propio Pla decía de él que era «exactamente un hombre de la posguerra, quizá el intelectual de este país que se hizo una idea más completa y directa de este periodo». Precisamente ese aspecto de su personalidad hizo que el mismo Pla con Josep Tarradellas pensaran en él para un futuro gobierno de la Generalitat tras la desparición de Franco, plan dibujado por los dos hombres a mediados de los años cincuenta. Anna Vicens cree que si el nombre de Jaume Vicens Vives aparecía en estos encuentros era porque su padre «era un hombre muy plural que hablaba con todo el mundo, sin diferencia de su color político. Recuerdo que los jueves por la tarde se organizaban unas reuniones en las que se hablaba de todo: desde los problemas políticos a los sociales, pero contando para ello con todas las ideologías».
Con motivo de la conmemoración de su centenario son muchas las actividades que se están poniendo en marcha, no solamente en su Cataluña natal. El Archivo General de Indias de Sevilla, las universidades de Zaragoza y Santiago de Compostela, o el Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona, tienen programados actos en su memoria. «Estamos sorprendidos de la repercusión de su centenario, mucho más grande de lo que nos imaginábamos», confiesa Anna Vicens. Todo es porque, como de él dijo Raymond Carr, Vicens Vives fue «el primer historiador de España».
El recuerdo de una hija
Anna Vicens (en la foto) recuerda muy bien la figura de su padre, la vida cotidiana de un hombre que cambió la manera de entender y explicar la historia de un país y su tiempo. Por eso confiesa que Jaume Vicens Vives «fue una persona que siempre estaba innovando, que creía que su siguiente libro sería el mejor. Por eso fue un hombre enormemente creativo y exigente consigo mismo».
El historiador también era un hombre de familia que acogía a discípulos, aunque no académicos, como Jordi Pujol. Anna Vicens cree que en todas esas actitudes de su padre está «el contribuir a poner las bases de lo que después fue la Transición. Él no pensaba que Franco tardaría tanto en morir, pero creía en el futuro. De esa inquietud nace su estudio del pasado».
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