El Cairo
Egipto celebra su primera semana sin Mubarak
El «Día de la Victoria» concentra a miles de egipcios en la plaza Tahrir
La plaza de Tahrir recuerda el fin del ex presidente Mubarak, cuyo estado de salud sigue siendo una incógnita mientras se van conociendo detalles sobre sus últimas horas y su fortuna. Los egipcios han regresado a la plaza de Tahrir para celebrar el «Viernes de la Victoria», una semana después de la marcha del presidente Mubarak, después de 30 años de dictadura y tras haberse aferrado al poder durante 18 días de intensas protestas.
En ese tiempo, se cree que hizo todo lo posible para salvar su fortuna, que se estima entre 3.000 y 80.000 millones de dólares. Ayer, en Tahrir, donde el olor dulce de las palomitas había sustituido el de los gases lacrimógenos, muchos no se olvidaban de esas cifras. «Hemos malvivido todos estos años, mientras Mubarak nos robaba nuestra riqueza», se lamentaba a LA RAZÓN Madiha, una mujer en sus 50, que reclamaba además la liberación de algunos hombres de su familia, encarcelados desde el comienzo de las revueltas, el 25 de enero.
Ésta es una de las principales reivindicaciones en la postrevolución, así como la persecución e investigación de los cargos corruptos del régimen de Mubarak. Mohamed, padre de dos niños, se preguntaba: «¿Dónde están nuestros 70.000 millones? Estoy tan contento de que Mubarak se haya ido que no pido nada más, pero tiene que hacerse justicia».
Y ese procedimiento ya ha empezado: en una semana desde la caída del faraón, sus manos derechas ya están siendo investigadas, sus cuentas congeladas y tres de sus ministros, así como el mayor empresario del reino, estarían ya en prisión preventiva. Aunque Mubarak haya caído, su régimen sigue en pie, y los cientos de miles de egipcios que tomaron ayer Tahrir lo saben: «La revolución no ha terminado. Empieza ahora», aseguraba un joven por megafonía. Son muchos los que exigen que Mubarak sea juzgado, aunque éste no ha vuelto a aparecer en público. Se encontraría en la localidad costera de Sharm el Sheij, aunque poco más se sabe: desde su renuncia, se le ha dado por muerto, en coma o desayunando en su playa privada del Mar Rojo.
Se rumorea que se estaría dejando morir, al no soportar la humillación de haber abandonado el trono, empujado supuestamente por su hijo, Gamal, con el que discutió antes de dimitir y al que culpó de haber «arruinado su historia», cuando la historia ya estaba decidida por el pueblo.
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