Estados Unidos
El lío del impuesto
Nada me gustaría más que pagar el Impuesto del Patrimonio, pero hay tal lío montado entre Blanco, Rubalcaba y Salgado que a uno se le quitan las ganas de ser rico. A estas alturas aún no se sabe quién lo gestionará, quién se lo beneficiará o en qué se empleará. El que más confusión ha creado es el candidato socialista, pues los días pares dice que destinará lo recaudado a crear empleo juvenil y los días impares que a los maestros. Luego viene la ministra de Economía e informa de que este impuesto es competencia de las comunidades autónomas y de libre disposición por sus gobernantes. Pero el ministro portavoz no está de acuerdo y amenaza con dejar a dos velas a las autonomías que vayan por libre. Y para mayor desasosiego, Rubalcaba confiesa, después del tiberio que ha organizado, que ése no es el impuesto que a él le habría gustado recuperar... Así no hay manera de arrimar el hombro en esta hora tan aciaga para el déficit de caja. Una lástima, porque como dijo José Blanco cuando el Gobierno subió el IVA, los españoles están deseando pagar más impuestos por puro patriotismo y no hay mayor prueba de amor a la patria que pagar dos veces por el mismo patrimonio. Al Gobierno le habría gustado que nuestros ricos hubieran hecho como los de Estados Unidos y de Francia, que han reclamado pagar un 3% más de impuestos con toda naturalidad, sin mostrar síntomas de enajenación mental severa. España, sin embargo, es distinta y de nada vale ser uno de esos 160.000 contribuyentes con un patrimonio superior a los 700.000 euros porque sus gobernantes socialistas ni siquiera se ponen de acuerdo para desplumarles. Es tal el desbarajuste que, aun poniéndose en fila los 160.000 uno detrás de otro con el cheque en la mano, tendrían serias dificultades para ingresarlo en las arcas públicas sin confundirlas con un garito de juego y burlanga. Lo cual da una idea de por qué en 2004 el Gobierno heredó un país con superávit y lo dejará dentro de dos meses con el 6% de déficit. El candidato Rubalcaba lo había planeado todo para asistir al baile del 15-M vestido de Robin Hood indignado, pero entre Blanco y Salgado le han confeccionado un disfraz de Groucho Marx, que es el más apropiado para describir el guirigay que reina en el camarote del partido.