Literatura

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La Razón
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Los que me siguen habitualmente (dos, tres, uno o ninguno) saben que una vez me obsesioné con un aspirador que promocionaba este periódico que se metía debajo de las camas solo y te dejaba todo como los chorros del oro. Tenía forma de tartera y llevaba unos patines de pelo. Lo dejabas en el suelo y le pisabas con el pie al «on» y, oh, aquello se las pelaba buscando pelusas debajo de los muebles. Recuerdo que le dediqué un artículo entero porque aquello cambió mi vida, me ahorré doblar el lomo durante una temporada y glosé las virtudes del grupo editorial, del presidente y del director, como no podía ser de otra forma dado mi felpudismo militante.

Ayer, los columnistas de este insigne diario estuvimos juntos zampando jamón. En realidad, había jamón o algo del mismo color en una esquina, pero nos meten tanta prisa para sentarnos a comer que aquello es imposible de atacar en condiciones. Perdonen si bajo a estos detalles, pero estoy en el mismo sitio que Mariñas y la ósmosis es muy contagiosa. Total, que sacan una sopa de fideos y va y ninguno sorbe. Que yo me dije: me están chafando la columna estos pedantes, caracoles. Gracias al cielo llegaron los garbanzos. Repetimos Enrique López, César Vidal y servidora. Ferrari tomó chorizaco. Colmenarejo se dejó el morcillo. Reyes Monforte pidió de todo y lo dejó casi todo, que así está ella, la muy mona. Y Gloria Lomana mojó pan en algo. Aznar (el chico) pidió nata con las fresas. Vera no pidió nada porque yo creo que está mutando en una top model directamente. Y Mamen Gurruchaga llegó tan guapa y se fue tan pronto que sólo pude ver un abriguito de espiguilla corto que llevaba y que le sentaba como un guante. No se quejarán los leales a Mariñas, que me lo curro.

Sin embargo, la estrella rutilante del encuentro fue Carlos Rodrí­guez Braun con su elegancia majestuosa, con su tipón, con su saber estar. Bien es verdad que quizá sea el único que no pueda aprovechar nuestra acertadísima promoción, consistente en un secador de pelo con anilla para colgar. Peso ideal, potencia envidiable, dos boquillas, cable largo para desplazamientos domésticos, rejilla plana, motor profesional, dos velocidades y cuatro temperaturas. Vamos, que veo a Toni Bolaño coleccionando los cupones de LA RAZÓN para regalarle uno a Carme Chacón, Borja Montoro otro a Rajoy y yo uno a González Pons. Este sábado, la cartilla, lectores. Como ha dicho Gundín: hay que escribir de lo que interesa a la gente. Voilà.