Santiago Segura:«Escribir paridas graciosillas servía para pagar facturas»

En la distancia corta, y para deleite de su miles de fans, reseñaré que es un tipo entrañable, ameno, rápido y tremendamente culto. En el cine es un transgresor al que le gusta poner al límite a todos sus personajes, pero en la vida real es un buen tipo, que ha sabido ganarse su lugar en el proceloso mundo del cine a fuerza de trabajo, talento y ningún «muerto en el armario».

–Sr. Segura, ¿debo llamarle Santi o Santiago?
–Santi me llaman mis padres, mis primos y mis tíos; Santiago, el resto del universo, y Vd. me puede decir «oye, tú», si así lo quiere.

–Desde la última vez que hablamos, España se ha vuelto azul, como pitufilandia. ¿Lo ha notado usted en sus «asuntos cinematográficos»?
–Odio los colorines en las etiquetas. ¿Cómo ha sido España estos últimos años, según usted? ¿Morada, tal vez?

–Aunque hoy sea un «rompe taquillas», ambos nos criamos bajo el paraguas de Pepe Navarro... ¿Qué cree que aprendimos de él?
–Vd. no sé, yo aprendí que escribir paridas graciosillas podía servir para pagar las facturas.

–¿Cuántos «Torrente» le quedan en la recámara?
–Hasta que el cuerpo aguante, y no me refiero al mío siquiera, me refiero al de mis sufridos espectadores.

–Hay un «senador Torrente». ¿Ha creado un adjetivo?, ¿podríamos verlo en la RAE?
–Una vez que coloquen «berlanguiano», en homenaje al gran Luis García Berlanga y su cine, podemos discutirlo.

–Quizá ya tenga ganas de contar en imágenes, alguna que otra historia.
–Las historias que se me ocurren para contar en imágenes las cuento a través del «monstruito» Torrente.

-¿Usted es como la autora de «El ocho» (K. Neville), que nadie reconoce leerla, pero vende más que nadie?
–Son modas, defender o atacar algo, avergonzarse o enorgullecerse de ver algo; tendencias cíclicas que vienen y van. El caso es que lo vean.

–Se pongan como se pongan los puristas, ha salvado este año la taquilla de la bancarrota.
 –Yo soy un cineasta haciendo las películas que me gustan y rezando siempre para que las tonterías que me hacen gracia a mí se las hagan también a más gente. Sólo eso.

–¿Le llamó Paquirrín para ver si había visto el reencuentro con su «Pantoja madre», tras su experiencia como «Superviviente?
–No conozco a Paquirrín, imagino que se refiere a Kiko Rivera.

–Usted ya tiene su clan de amiguetes. Pero ¿cuánto hubiera dado por pertenecer al Rat Pack de las Vegas? –Me comentaba Carmen Thyssen, que una noche con ellos era la bomba–.
–Yo me tengo que conformar con escuchar sus discos y ver sus programas de televisión. No me queda más remedio.

–Colecciona planchas originales porque la gente ignora que un señor los dibuja a mano. ¿Hay alguien que podría dibujar a Zapatero, Rajoy, o la mismísima Cospedal?
–Lo hacen a diario en los periódicos los grandes caricaturistas que tenemos en este país como Ricardo, Gallego y Rey, Pedro Vera, Vizcarra.

–Detrás de esa factoría para la risa que es; ¿hay un tipo sensible, incluso melancólico, que se plantea muchas –demasiadas– preguntas?
–Sí.

–Eso de caer bien a todo el mundo, ¿le obliga a hacer demasiadas concesiones?
–¡Incluso entrevistas!

–Le contamos a todos, definitivamente, que no es del Atleti y que le da igual lo que pase con el Kun Agüero?
–No, no me da igual, pues el Kun es un gran tipo y deseo lo mejor para él.

–Julia Otero todavía tiene sus «pullitas» con usted. ¿Está aún en el punto de mira de todos los feminismos?
–Dígamelo usted, que parece tan informada...

–¿Qué es la caspa?, creía que desde el Pantene Pro V ya no había de eso.
–Yo mismo la tengo, al ser calvo, menos, pero me sale en la barba. Recomiendo Zincation plus.

–¿Es verdad que cuando le dieron un Goya su familia respiró tranquila? (Porque no es lo mismo tener un hijo «payasete» que un hijo premiado por la Academia).
–Efectivamente, no es lo mismo: un payasete con Goya es como más formal.

–¿A qué dedica su tiempo libre?, ya sé que el chiste es malo, pero a lo mejor a Perales le gustaría saberlo para hacerle un temita..
–Como chiste es un poco flojo y como pregunta es un poco genérica y me ha dicho que responda con brevedad... ¿En qué quedamos?

–Me dijo una vez que la vida es dolorosa y el humor, imprescindible para sobrellevarla. ¿Se adelantó al invierno político que hemos tenido?
–Soy un adelantado a mi tiempo (aunque para muchos sea un retrasado).

–Sabe que los bancos sufren un estrés-test. ¿Cómo soportaría esas pruebas de resistencia un director de cine?
–(risas) Respondiendo un montón de preguntas imbéciles sin el menor interés, por ejemplo.

–¿Puedo preguntarle por la SGAE?
–Sí, a mí me puede preguntar todo lo que quiera sobre lo que le dé la gana.

–¿Y le ve mucho futuro usted al 15-M?
–Por desgracia, sí. Aunque, la verdad, me encantaría que no existiese ningún motivo para que el movimiento continuase, que hubiese trabajo para todos, que no hubiese corrupción en la política, etc, etc, etc.

–Javier Sierra me decía que, desde las descargas ilegales, conoce a muchos e-quinquis que se lo bajan todo para ni verlo. Como si fuesen Diógenes modernos. ¿Usted también los conoce?
–No, yo para no verlo, prefiero comprarlo.

–Visualmente es uno de los oteadores más competentes que tiene este país . ¿Cómo ha oteado la cosa del adelanto electoral?
–Imagino que la salida de un gobernante tiene que estar de alguna forma a la altura de su mandato. Así que no lo veo muy bien.

–Sabina se lo decía: «Eres un impostor: no bebes, no fumas y no te metes nada... Se lo voy a contar a tus fans». Sópleme al oído qué más no saben de usted.
–Eso, eso... ¡Yo se lo cuento a usted al oído y luego lo publica en LA RAZÓN!

–Dígame qué le pareció la estupidez de parar el jurado para el premio de cinematografía por no cumplir la paridad.
–¿Se da cuenta de que el 80% de sus preguntas llevan la respuesta en el enunciado? Podría haber hecho esto solita y no haberme despertado de mi siesta veraniega, (risas).

-Gracias, señor Segura, yo también le quiero.

Como tiene trabajo, Santiago Segura no se preocupa de preparar las maletas, aunque, dice, no las hace especialmente bien.
Como la mayoría de los entrevistados, Santiago Segura tampoco para en verano. Como director y actor ha demostrado que es un filón para las pantallas por su capacidad para atraer espectadores. Pese a la crisis económica y la crisis permanente en la que vive el cine español. Segura, por ahora, no tiene problemas de trabajo: «El verano, afortunadamente, lo pasaré trabajando en Madrid; otros no pueden permitírselo», asegura director y actor de cine. Tiene proyectos de películas y también participará en programas de televisión. Es un líder mediático y no tiene tiempo para parar y descansar.