Londres
Un «top less» de Cayetana sale a la luz 30 años después por Jesús MARIÑAS
El otoño se anima y lo de Cayetana y Alfonso es prólogo impactante en una Sevilla jaranera, curiosa y ávida de emociones fuertes. Aunque más sorprenderá el reportaje de «Interviú» que mañana estará a la venta en los kioskos con fotografías de un «top less» que le hicieron a la Duquesa hace treinta años en Ibiza y que permanecía inédito. «¡Hola!» lo había comprado y lo metió en un cajón.
El caso es que a bodas nos convidan y esperemos que no pasen por taquilla como lo hicieron Rafael Medina y Carla Goyanes, que sólo posa, sonríe y es amable si hay cheque de por medio. Su comportamiento es al mejor postor y lo demostró en su enlace veraniego poniendo barreras para que no le rompieran la exclusiva. Pero la que ahora se casa es Marta Ortega, la heredera más rica de Europa, por encima de fortunas añejas que nada tienen que ver con los caudales del recién jubilado Amancio Ortega, ejemplo de laboriosidad, ingenio y dedicación. Unas cualidades en las que es seguido por su hija Marta, que hará sonar campanas de boda en nuestra Coruña, en el pazo de Drozo que fue de los Fernández Lapuente y donde la Infanta Elena suele refugiarse. Amancio es óptimo anfitrión con la pimpante Flora, su segunda esposa tras la tristeza que dejó Rosalía Mera, otra de las más poderosas del país. La casa está entre Cambre y Moras, en plenas Mariñas –lugar de mis ancestros–, y su capilla acogerá tamaño bodón, que no marcará pautas en cuanto a espectacularidad porque la modestia es otra marca de la casa.
Marta es el ojito derecho de su padre y siempre ha vivido entregada al imperio familiar, hasta el punto de que fue dependienta en uno de los establecimientos londinenses de la empresa. Se casará con Sergio Álvarez, un avilesino de 27 años que ya figura entre nuestros jinetes más destacados. Se conocieron compitiendo en Casas Nuevas, lugar construido por Ortega como regalo a su hija. Tras varios años conociéndose y con la millonaria arrastrando una importante relación de posibles que fue rechazando, ahora es el gran momento y la ciudad gallega vivirá en febrero tan trascendente acontecimiento familiar que no le hará perder las formas ni envanecerse.
Otro en vísperas de pasar por el altar es Aitor Zayas, el hijo de Massiel. Proyecta casorio inmediato con su novia holandesa: será en una localidad próxima a Madrid, con algo de ambiente rústico y «Miss Lalalá» como madrina del novio, que nació en Londres porque la relación amorosa con el político socialista era ilícita en aquella España. Massiel se puso el mundo por montera tras separarse del doctor Recatero y antes de cerrar su capítulo matrimonial con Pablo Lizcano, que luego se unió a Rosa Montero.
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