Actualidad
Otro «enemigo» en Gibraltar
MADRID- Puede que al PP no le preocupe demasiado –comparado con problemas coyunturales mucho más acuciantes– el reciente cambio de Gobierno en una pequeña roca donde el inglés se pronuncia con deje andaluz, sus habitantes se van de compras al Corte Inglés de Málaga y juegan al golf –y tienen su segunda residencia, los que pueden– en Sotogrande.
A pesar de ser una pequeña roca, Gibraltar es también un paraíso fiscal –molesto, incluso, para la Unión Europea–, un puerto sin aguas territoriales en las que se permite un masivo «bunkering» –traspaso alegal y peligroso de crudo en la bahía de Algeciras– y donde se ha dado cobijo a contrabandistas perseguidos por la Guardia Civil. Es también un ocupante ilegal del itsmo que le une a la península y un polo de trabajo al que acuden diariamente más de 3.000 españoles de la vecina La Línea.
Dejando todo eso a un lado, puede que Gibraltar no sea un asunto clave de la política exterior del futuro Gobierno español. Pero el ministro de Exteriores que nombre Mariano Rajoy hará mal si descuida las señales que llegan del nuevo ejecutivo «llanito», presidido por el socialista Fabián Picardo, de la futura relación con España.
El nuevo ministro principal del Peñón ya antes de lograr la estrecha, pero suficiente, victoria sobre el conservador Peter Caruana había señalado que «nunca habrá ningún acuerdo con España que haga concesiones sobre el aeropuerto o ninguna otra parte del territorio gibraltareño en tierra, mar o aire».
O sea que de soberanía ni se habla, y eso a pesar de que el flamante jefe del Gobierno gibraltareño no ha rechazado las negociaciones a tres bandas que puso en marcha el Gobierno de Zapatero bajo el principio de «dos banderas, tres voces».
Picardo deja claro que no sólo de soberanía, tampoco tiene intención de hablar sobre la inclusión de las aguas que rodean Gibraltar como Lugar de Interés Comunitario (LIC) de protección medioambiental, tal como pretende la Unión Europea.
En sus primeras intervenciones tras vencer al sempiterno Peter Caruana –en el puesto desde 1996– Picardo ha prometido fomentar un discurso político constructivo. Pero sólo en el ámbito interno. De cara a España no parece tan conciliador, por lo menos de momento.
Nieto de una exiliada española
La vida, y la política mucho más, están llenas de paradojas. Fabián Picardo es nieto de una exiliada española que, tras la Guerra Civil, se refugió en Gibraltar. Pero su origen no ha hecho que el nuevo ministro principal esté más dispuesto a un entendimiento con España que su antecesor. Licenciado en Derecho por la Universidad de Oxford, Picardo comprobó entonces las diferencias que tenía con irlandeses, escoceses o ingleses, pero también que era tan británico como ellos. Antes de hacerse con el control del GSLP, fundado por el histórico Joe Bossano, trabajó para Hassans, el bufete de abogados fundado por el histórico enemigo político del anterior, Josua Hassan.
Paradojas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar