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Una mujer para olvidar a DSK

EE UU y Europa acuerdan devolver a Francia el trono del FMI. China y Brasil quieren a un «emergente» al frente

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Decapitado, el Fondo Monetario Internacional busca urgentemente una nueva cabeza que le gobierne. Y aunque la batalla se presenta ruda para sustituir al dimisionario Dominique Strauss-Kahn, los países europeos, que siempre han dirigido esta institución financiera, no permitirán que los emergentes –a quienes se les había prometido la próxima Presidencia– se hagan con el poder.
No sólo por tradición, sino porque conservar la dirección del FMI resulta más que necesario en plena crisis de la deuda en la eurozona y con países como Grecia, Irlanda o Portugal sometidos a una reestructuración financiera. La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, figura como la candidata predilecta no sólo de Europa, sino de Estados Unidos, que mostraría así un gesto de confianza hacia un país cuya imagen ha quedado empañada tras la detención del hasta ayer director gerente del FMI. Muestra de esa voluntad de no enfriar las relaciones franco-estadounidenses es el artículo que le dedicaba el diario «New York Times» haciendo de Lagarde su favorita.
La francesa contaría también con el respaldo de la vicepresidenta económica del Gobierno español, Elena Salgado, que recordó que la UE es la principal contribuyente del FMI y abogó el martes por que sea «una mujer» sea quien asuma un cargo ocupado desde su creación, en 1946, exclusivamente por hombres. O el voto explícito de su colega sueco, Anders Borg, el primero en pronunciarse. La canciller alemana, Angela Merkel, favorable a una candidatura europea, al igual que Bruselas, no se opondría a dar su voto a la ministra gala.
La interesada, que cuenta también con el favor del mundo empresarial, se conformó ayer con precisar que «cualquier candidatura deberá emanar de los europeos, todos juntos». Para el Gobierno francés sería «una muy buena candidata» en boca del secretario de Estado de Transportes, Thierry Mariani, que, sin embargo, lo ve difícil «en el contexto actual». Además, Lagarde, podría ser reclamada por la justicia gala después de que el fiscal general pidiera una investigación por «abuso de autoridad» en el «caso Tapie», por el que se le abonó a este empresario francés, cercano a Nicolas Sarkozy y antiguo ministro socialista, 285 millones de euros en compensación por la litigiosa reventa de Adidas en 1993, propiedad de Bernard Tapie, y realizada por el Crédit Lyonnais, entonces banco público. Países emergentes como China, Brasil o India exigen una designación «abierta y transparente», aunque aún no han alcanzado consenso para presentar un candidato común. Entre los aspirantes, el ex ministro de Finanzas turco Kemal Dervis o el surafricano Trevor Manuel.


Lagarde, la candidata casi irreprochable
De no ser por el «caso Tapie», su expediente estaría impoluto. A sus 55 años, Christine Lagarde, goza de una reputación sólida y casi intachable. Ha sabido pilotar la crisis y limitar sus efectos en Francia. Cuenta con un inglés impecable, adquirido en EE UU, donde presidió un bufete de abogados. Su longevidad al frente del Ministerio de Economía y Finanzas, y su buen hacer al frente de la Presidencia francesa del G-20, son para algunos garantía de fiabilidad y eficacia.