Estrasburgo
Europa no da refugio a «soplones»
Algunos parlamentarios proponen blindar a quienes filtren informaciones sensibles. En España se protege a los informantes como a los ex terroristas
Bruselas- En 1987, el hundimiento del ferry británico «Herald of Free Enterprise» costó la vida a 193 personas. Los trabajadores conocían los problemas del barco y los intentaron comunicar, como pasó con la colisión ferroviaria en Clapham en 1988, en la que fallecieron 35 personas; o la explosión en la plataforma petrolífera del Mar del Norte el mismo año, en la que murieron 167 personas. Los canales internos para denunciar los problemas e irregularidades fallaron, pero todos estos casos ayudaron a que el Reino Unido aprendiera la lección y en 1998 se convirtiera en el mayor protector de soplones –«whistle blowers»– de Europa, al aprobar la ley de Revelaciones de Interés Público. Sin tanta sangre de por medio, Islandia aprobó el pasado junio una ley para que cualquier periodista pueda revelar informaciones sensibles a través de los servidores del país sin ser censurado.
El ejemplo británico y el nuevo paso islandés son todavía un oasis en el erial continental, porque como reconoce el diputado conservador holandés Pieter Omtzigt «la legislación para la protección de los informantes en Europa y en el mundo está todavía en su infancia». Para crecer, al menos hasta la adolescencia, legisladores de los 47 países del Consejo de Europa (COE) de Estrasburgo han pedido a sus Gobiernos que revisen sus leyes en este campo y protejan totalmente a los informadores.
La Asamblea parlamentaria del COE, que agrupa a diputados y senadores nacionales, aprobó en mayo el informe de Omtzigt en el que subraya que los países deben proteger a los soplones de toda represalia (desde despidos improcedentes hasta violencia) y pide garantías para blindar las filtraciones externas, por ejemplo a los medios de comunicación, cuando fallen las denuncias internas.
La popularidad de Wikileaks, una web especializada en recoger denuncias de informantes, vuelve a situar en primera línea la importancia de los informadores. «Estados Unidos ya no es el gran protector de la libertad de palabra, así que Europa debe recoger la antorcha», advirtió el pasado junio Julian Assange, el responsable de Wikileaks, en una comparecencia en el Parlamento Europeo. EE UU fue pionero en este campo, ya que cuenta con leyes desde el siglo XIX. Pero los expertos reconocen que su norma actual de 1988 necesita una revisión.
El COE, que no está vinculado a la UE, lleva trabajando tres años en este tema debido a «la importancia de su labor para detener las tropelías tanto en el sector público como privado, que pone en peligro al resto de ciudadanos». Como reconoce Omtzigt, los informantes «son muy a menudo vistos en Europa como traidores» lo que favorece la debilidad de un corpus legal todavía en pañales.
La Eurocámara también admite la necesidad de proteger a los soplones, aunque reconoce la dificultad por las enormes diferencias entre los 27 sistemas legales. «Sin armonización, tenemos limitaciones a lo que se puede conseguir institucionalmente en la UE», reflexionó en la misma comparecencia el eurodiputado liberal Alexander G. Lambsdorff.
De los 47 países europeos, sólo seis cuentan con legislación específica para protegerlos apropiadamente; un segundo grupo incluye cláusulas en normas para prevenir la corrupción; y otros, como Hungría, tramitan actualmente los textos en sus parlamentos.
España, sin embargo, nada a contracorriente. Fue uno de los pocos países de Europa occidental que no respondió a la solicitud de información del COE. En nuestro país, según Omtzigt, la protección de los soplones se limita al amparo que se da a ex terroristas que acuden a las autoridades, y las peticiones parlamentarias para proteger a las fuentes periodísticas no han salido adelante.
El amparo legal no es suficiente para evitar tragedias como las británicas ya que, como dice Osterhaus, los casos más importantes son los que no saltan a la luz porque «los canales internos han funcionado, evitando males mayores». Anja Osterhaus, de la organización Transparencia Internacional, explica que las personas que no denuncian a sus superiores lo hacen, más que por miedo, porque no creen que su paso vaya a ser tenido en cuenta. Por eso, el informe del COE solicita que la identidad de los informantes sólo se revele con su consentimiento «para evitar serias amenazas para el interés público».
Otra filtración de Wikileaks sobre Irak
El sitio web Wikileaks prepara una nueva filtración de documentos sobre Irak, según el Pentágono, que ya se prepara para el impacto que podría tener la publicación de los aproximadamente 400.000 documentos secretos del Ejército estadounidense a los que, se presume, ha tenido acceso la web de Julian Assange. De producirse la filtración, ésta tendría lugar en un momento delicado para el país, donde los partidos políticos tratan de acordar la formación de un gobierno y las fuerzas de combate estadounidenses completaron su retirada el pasado agosto. El Departamento de Defensa ha constituido un grupo de trabajo para revisar las bases de datos sobre Irak, informó ayer el coronel David Lapan.
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