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Agárrate que vienen curvas

Cuando en 1999 corrió el bulo de que Jennifer Lopez había asegurado sus voluptuosas curvas, incluido su celebrado trasero, por una cifra astronómica –en la que ningún medio coincidía–, el mensaje era claro: las formas femeninas con las curvas que le son naturales y la exuberancia tenían un gran futuro en la escena VIP.

Atrás ha quedado la dictadura de la delgadez y de los cuerpos femeninos tísicos
Atrás ha quedado la dictadura de la delgadez y de los cuerpos femeninos tísicoslarazon

Que este rumor fuera cierto o un invento más producto de la imaginación de los seguidores de las «celebrities» sigue siendo un misterio. No lo es, sin embargo, que el físico de JLo es, a día de hoy, el más deseado. Y no sólo por hombres y mujeres de todo el mundo. También por algunos de los diseñadores más reconocidos, que ven en mujeres como ella su nuevo objeto de deseo.

Cambio de tendencia
Parece que atrás ha quedado ya la «dictadura» de la delgadez y de los cuerpos femeninos tísicos que dominaba desde la década de los 90. Es cierto que todavía se ven mujeres, especialmente sobre las pasarelas y en las portadas de las revistas, excesivamente delgadas. Por no hablar de las famosas, la publicidad, o las alfombras rojas. También es verdad que desde algunas firmas, como John Galliano o Marc Jacobs, se sigue apoyando la androginia y la ausencia total de las curvas características de las hijas de Eva. Tal es el caso de Stella Tenant, Marcel Castenmiller y Amanda Moore, pero el máximo exponente lo representa el modelo Andrej Pejic (bosnio de nacimiento, australiano de adopción). ¿Un ejemplo? Ha desfilado con traje de novia para la colección de alta costura de Jean Paul Gaultier y acaba de fichar por los grandes almacenes holandeses Hema para anunciar un sujetador «push-up».

Sin embargo, de forma paralela a esta tendencia, se está produciendo un esperadísimo «espectáculo» protagonizado por mujeres de curvas rotundas como Kim Kardashian (una suerte de nueva Paris Hilton en versión morena y voluptuosa), Christina Hendricks (conocida por interpretar a la secretaria más sexy de la serie «Mad Men»), Kate Winslet (oscarizada y al borde de la asfixia en más de una ocasión gracias a los ajustadísimos vestidos de su amiga Stella McCartney) o la actriz colombiana Sofía Vergara, una de las estrellas de la serie «Modern Family». Sus apariciones sobre las «red carpets» más famosas, ésas que son analizadas con mano de hierro por expertos y cotillas de todo el mundo, son especialmente comentadas. Por no hablar de Scarlett Johansson, la representación mortal del sueño de todo varón. Con sus caderas y su pecho a lo Marilyn Monroe es una de las estrellas más deseadas y la protagonista de numerosas campañas.

Si en su momento fue por «ordinarios», los adjetivos que ahora se adjudican a los looks que estas impresionantes féminas exhiben han dado un giro radical. Gucci, Versace, Antonio Berardi, Dolce & Gabbana, Vera Wang, Marchesa… Son muchas las firmas «deluxe» que hacen lo imposible por vestirlas. Para ello han debido actualizar los patrones de sus piezas «sample» (las muestras que se utilizan en las revistas de moda y que son, también, las que se prestan a las famosas). Hasta hace un par de años, estas prendas apenas llegaban a la talla 38; ahora, sin embargo, siempre se realizan en una 40. Bien es cierto que los diseñadores que más apoyan a la mujer con curvas son, en su mayoría, italianos y americanos: que nadie espere ver a Kim Kardashian vestida de Chanel. Es una misión prácticamente imposible, ya que Karl Lagerfeld es de ese tipo de creadores que siguen apostando por el icono de belleza «skinny» y «très chic», cien por cien francés.

Lencería con truco
Y aún hay más. No sólo se está produciendo de nuevo una celebración de las curvas femeninas «de lujo». Otro regreso íntimamente relacionado con la moda femenina, la lencería, atraviesa al mismo tiempo su segunda época de gloria: definida como «de control» o «shaping», dos términos que aluden a esos «poderes» que rozan la magia, estas prendas estilizan, comprimen, reducen o aumentan casi cualquier parte del cuerpo femenino.

El sujetador «push-up» de la firma Wonderbra fue uno de los gérmenes contemporáneos de esta pasión por fajas, «culottes» y demás prendas de ropa interior que han recuperado protagonismo gracias a series de éxito como «Mad Men» o «Pan Am» (las azafatas de la célebre compañía aérea estaban obligadas a llevar faja), ambas ambientadas en los años 60. Empresas americanas como Maidenform y Spanx (la última en llegar a España) se cuelan entre los favoritos de las actrices y celebridades más admiradas y voluptuosas de Hollywood y del panorama musical como Penélope Cruz, Jennifer Lopez, Christina Hendricks, Salma Hayek o Beyoncé.

Los rostros más conocidos no tienen reparos en reconocer públicamente que recurren a la «magia» de combinaciones que aplanan el abdomen, tops que elevan el pecho o medias que «recogen» el trasero. Y ya no por ocultar o reducir sus curvas, sino para utilizarlas en su propio beneficio y según el tipo de vestido. ¿Línea sirena y escotazo como el de L'Wren Scott que llevó Pe, que acababa de dar a luz, a los Oscar? El vestido-combinación de Maidenform fue la solución. ¿Un vestido ultra ceñido a la cadera de Emilio Pucci como en el que se embutió Jennifer Lopez en la última gala de los premios Bafta? Unas medias-faja fueron la clave.

Es curioso comprobar cómo dos de los personajes más famosos de la escena VIP, las gemelas Olsen, se han transformado con una imagen mucho más saludable, glamurosa y claramente curvilínea. No es que las gemelas hayan cambiado de estilista o de dieta. Este hecho se debe a que Elizabeth, la tercera hermana Olsen, también actriz y nacida en 1986 (es tres años menor que Ashley y Mary-Kate), es ahora más famosa que sus dos hermanas.
Ya se habla de ella como la nueva «it girl» gracias a la promoción de su película «Martha Marcy Mary Marlene». Sus looks de alfombra roja (de Chanel, Valentino o Alexander McQueen) y de calle, tan «cool» como los de sus hermanas, con las que guarda un asombroso parecido, la han encumbrado como la nueva estrella que guía el camino de las «fashionistas». Pero con una notable diferencia: Elizabeth no reniega de sus kilitos de más, al menos de momento.

 

La cultura del hueso
La delgada línea que separa ética de estética ha vuelto a difuminarse. Un reportaje de Vogue Italia protagonizado por la joven Karlie Kloss ha provocado un maremoto de protestas. Las instantáneas, firmadas por Steven Meisel, pretendían mostrar un cuerpo fibroso y tonificado. Pero nada más lejos de la realidad: el del ángel de Victoria's Secret sólo deja al descubierto piel, hueso y músculo. Con 19 años y 1,80 metros de altura, la modelo americana tiene unas medidas de 81-57-87 y unas angulosidades que quedan al descubierto en las controvertidas fotografías –en muchas de ellas aparece desnuda–. Tanto ha sido el revuelo que la editora de la revista, Franca Sozzani, ha decidido retirar el reportaje de la web. Aun así, sigue defendiendo que Kloss «no es anoréxica» y que «tiene formas redondeadas». Lo parádojico es que esta publicación se caracteriza por la defensa de la mujer con curvas: su reportaje de junio de «modelos XL» fue aplaudido y alabado, al igual que su manifiesto anti-anorexia.