De Estepona a Gorlitz a lomos de un caballo

Su destino final es su ciudad natal, Gorlitz, en la frontera con Polonia; su objetivo, promocionar el respeto por los équidos mientras recorre una auténtica aventura de 6.000 kilómetros. «Es importante recordar que estos animales necesitan moverse, no estar postrados en un establo», cuenta Ritz a este periódico.
Acostumbrado a este tipo de retos, nunca había ido a lomos de un pura raza de Andalucía. Solía montar en Lord, que tiene ya 18 años y ya no está para muchos trotes. Sobre él hizo más de 40.000 kilómetros, incluso fue a Roma, donde recibió la bendición del Papa en una audiencia. Ritz confiesa que la convivencia con Corvacero va viento en popa pese a los madrugones y el gran esfuerzo físico, dramatizado por el calor.

El jinete le está entrenando con paciencia. Su condición física, comprensión y voluntad para trabajar con él aumentan cada día. «Tenemos que ser un equipo y, para conseguirlo, tiene que haber confianza, y ésta me la tengo que ganar», explica Ritz, quien espera que a los 1.000 kilómetros (llevan 530) ya esté lograda.

El mimo con el que trata a Corvacero contrasta con el último caso de maltrato animal en España, en la localidad de Mairena del Alcor, en Sevilla. Los vecinos alertaron a la Policía de que había una yegua abandonada, atada a un olivo. El animal llevaba varios días allí cuando llegaron los agentes, por lo que estaba desnutrida y muy delgada. Según informa la Policía Local a LA RAZÓN, no había comida ni bebida cerca. Los agentes cuentan que tras las denuncias recibidas, realizaron las gestiones para localizar al dueño, que resultó ser un vecino de Manacor.

Desde la Policía aseguran se le ha imputado por un supuesto delito de maltrato animal, pero depende de cómo se califique en el Juzgado, y recuerdan que en el Código Penal se tipifica en el artículo 337 el delito de maltrato animal y en el 631.2 la falta de abandono de animal. Al contarle a Ritz este caso, el aventurero exclama que «es horrible». Y más que a la crisis lo achaca al poco respeto del dueño por el animal.


La «envidia» de los establos
Ritz llegó ayer a Aljucén, Mérida, en el que es su kilómetro 530. Cansado pero con mucho sentido del humor, cuenta su día a día junto a Corvacero y lo poco que le gusta ver, durante el camino, a tantos caballos metidos en boxes y en establos. «Sé que miran a Corvacero con envidia, son animales que necesitan moverse», explica. Ritz ha comenzado un blog, www.horse-projects.com/de/tagebuch.htm, en alemán, en el que escribe a diario sus aventuras. Hoy, espera hacerlo a unos cinco km de Cáceres.