El Cairo
Una paliza mortal que dejó huella en la historia
«En los últimos tres años hemos encontrado casos de tortura en prácticamente todas las comisarías de Egipto». Quien habla es Mona Hamed, uno de los siete psiquiatras del centro Al Nadeem, organización sin ánimo de lucro financiada por la ONU que se encarga de dar asistencia psicológica y legal a las víctimas de abusos policiales.
La brutalidad policial y sus pistolas eléctricas se han convertido en las señas de identidad más sangrienta del régimen de Hosni Mubarak. Y han sido, a la postre, el detonante de una revolución popular que ha puesto contra las cuerdas la dictadura. Fueron las fotografías de la brutal paliza que mató al blogero Khaled Said en una comisaría de Alejandría la chispa que, primero en Internet y después en la calle, desató el incendio de las protestas.
«En los diez años que llevo trabajando en Al Nadeem he constatado que cada vez se tortura a más gente, cada año es peor que el anterior. Desde 2008 creo que tenemos más de 50 casos al año, pero de la mayoría no nos enteramos porque muy pocos lo denuncian», explica Hamed en su oficina, asegurando que estos días está desbordada por los acontecimientos.
Su asociación mantiene contactos con otras organizaciones de Derechos Humanos localizadas en el centro del Cairo, oficinas que estos días han sido objeto de redadas y detenciones contra sus miembros.
«No hemos documentado con detalle nuevos casos desde que iniciaron las revueltas. Sí creo que se ha torturado gente, siempre se hace. Hemos hablado con personas que han visto abusos y cadáveres cuando fueron detenidos, pero no tenemos pruebas, ninombres, porque ahora todo cambia de un día para otro. Es una situación muy especial». Aunque se niega a detallar las prácticas de los torturadores por pudor, la radiografía que ofrece Hamed es la de una actividad policial cotidiana y prácticamente impune. «La Policía abusa de los detenidos por cualquier motivo. Al principio intentamos entender qué tipo decrímenes políticos, o comunes, eran castigados con violencia policial. Después entendimos que no existe un patrón. Es más, la mayor parte de las veces se trata de imponer la autoridad, de castigar una mala mirada, una mala respuesta al agente que te pide la documentación, o de dar una lección a alguien que tiene un problema personal con un poderoso o su hijo. En definitiva, por cualquier cosa te pueden dar una paliza», explica.
Sólo en contadas ocasiones la Policía es castigada. «Hay mecanismos legales para castigar a los torturadores, pero tienen que ser casos muy evidentes, en los que ha habido por ejemplo testigosdispuestos a declarar», asegura.
Algunos casos despertaron el clamor de la opinión pública. Como el de Imad al-Kabir, un joven conductor de autobús que fue apaleado, e incluso sodomizado, por varios policías en 2006. Uno de los agentes grabó con el teléfono móvil los abusos, que acabaron en Internet, despertando la ira de la población y suscitandoprotestas en varias ciudades del país. Pero después de años sufriendo en silencio los abusos del régimen y su siniestra Policía, los egipcios han dicho basta. A juicio del veterano activista Ahmed Saif al Islam, fundador del Centro Hisham Mubarak, la indignación popular ha traspasado una línea de no retorno.
«Llevo desde los años setenta luchando por la libertad y me han detenido y torturado infinidad de veces, es algo realmente común. La diferencia es que cuando mataron de una paliza a Khaled Said, mucha gente de clase media se sintió identificada. Se dieron cuenta de que les podía pasar también a ellos. Ésta es una revuelta de las clases medias porque se han dado cuenta de que el régimen puede torturarlos conimpunidad también a ellos».
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