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Ocho de cada diez asiduos a la «Ruta» toleran el consumo de drogas de sus hijos
Asumen su vida anterior y comprenden que sus hijos quieran también experimentar. Seis de cada diez jóvenes conocen el pasado de sus padres
Valencia- Tanto los padres que fueron asiduos a la «Ruta del bacalao» como sus hijos, presentan una mayor prevalencia de consumo de drogas respecto a aquellos que nunca pisaron las pistas o aparcamientos de Barraca, Puzzle, ACTV o Chocolate. Es más, las dos generaciones conocen los consumos de drogas respectivos y lo aceptan con mayor naturalidad.
Y es que el hecho de que los progenitores participaran en el fenómeno de la «Ruta», elimina barreras en la comunicación entre los progenitores y sus vástagos y les lleva a tratar la problemática de las sustancias adictivas de forma más serena.
Así, el ochenta por ciento de los «exruteros» tratan con naturalidad el tema con sus hijos, resolviendo las posibles dudas que les plantean, hablando de su propia experiencia. «Son más permisivos, con una visión más amplia. Asumen que ellos entonces eligieron ese estilo de ocio y comprenden que sus hijos quieran también experimentar», explica Silvia Tortajada, responsable del informe «La sombra de la ‘Ruta'» de la Fundación para el Estudio, Prevención y Asistencia a las Drogodependencias (Fepad) que la Conselleria de Sanidad ha apoyado con el objetivo de poner en marcha acciones preventivas eficaces.
En cuanto a los hijos de aquella generación del «Destroy», seis de cada diez conocen el pasado de sus padres, es decir, saben que consumían drogas. Ellos, ahora, veinte años después, repiten ciertos modelos de conducta, pero con un cambio en las preferencias de consumo, ya que optan por las anfetaminas y los alucinógenos.
Esa no es la única diferencia entre ambas generaciones. «Entonces existía un sentimiento de hermandad, de pertenencia a un grupo que ahora no se da. Los jóvenes «ruteros» estaban abiertos a lo que viniera y a quien viniera. Actualmente, la oferta de ocio es muy amplia y ese sentimiento se diluye», explica Tortajada.
Y aunque muchas de las formas de ocio son heredadas, es muy difícil que el fenómeno de la «Ruta del bacalao» se vuelva a repetir. «hubo intentos, ‘minirutas', pero lo que se dio en Valencia en aquella época fue algo único que difícilmente puede volver a darse, entre otras cosas porque las leyes ahora son más restrictivas. Fue un movimiento muy importante, que provocó un antes y un después en la manera de entender el ocio».
¿Qué queda de todo aquello? ¿Qué fue de los «ruteros»? Tortajada no se atreve a generalizar y explica que «hay de todo». «Los hay que se siguen reuniendo de vez en cuando para tomar unas copas, hacerse unas rayas, o fumarse un porro. También los hay que escarmentaron y no han vuelto a probar la droga, o aquellos que acabaron muy mal y siguen consumiendo de manera significativa o los que se avergüenzan de este pasado».
Claves
Pertenencia al grupo
«Existía un sentimiento de hermandad que ahora no se da. Los ‘ruteros' estaban abiertos a lo que viniera»,
20 años después
«Hay de todo». Hoy, aquellos jóvenes son nostálgicos, siguen consumiendo o reniegan de su pasado.
Irrepetible
«Es difícil que se repita un movimiento como aquel. Las leyes no son tan permisivas»
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