Sevilla

Fuegos para celebrar que el negocio no decae

Hay quien se conforma con «cubrir costes» porque en los seis días de fiesta «se ha notado que no hay dinero». 

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Dijo adiós la Feria de 2011 con el regusto de que las inmejorables condiciones meteorológicas se hayan chocado de bruces contra las limitaciones económicas. Porque ganas de Feria había, como demostró el hecho de que el Real se llenara los primeros días, especialmente el miércoles. Pero la sensación era distinta: no se han producido «atascos» en las calles, ni siquiera en la del Infierno, donde también se han ajustado los precios para que cumplir con el rito de los «cacharritos» no implicara dejar el bolsillo tieso a primeros de mes. El último día se dio algo mejor que el sábado –el peor según reconocían los propios feriantes, con una asistencia bajo mínimos–, lo justo para que el balance global se iguale al del pasado año. En 2010 se palpó un importante descenso de la recaudación a todos los niveles. Entonces, las dos jornadas de lluvia menguaron unos ingresos que en la 164 edición han caído levemente.

«Se ha notado un pelín», apunta Juan desde la taquilla del «Totem», aunque «no podemos quejarnos por cómo están las cosas en España y, sobre todo, en Andalucía». Con esa opinión coincide Joaquín, otro veterano feriante que asegura que «se ha notado que la gente no tiene dinero, porque la afluencia no ha bajado y ha habido buen tiempo todos los días». Desde «el fin del mundo», la «jefa» de la churrería Nuestra Señora del Rocío se conforma con «haber cubierto gastos. En esta parte ha sido malísimo, sobre todo el sábado, que no se acercó nadie...».

En la «zona noble» del Real, las casetas han vivido también la «reordenación» de prioridades: llegar comido y beber lo justo para no desfallecer con el calor. Un menor consumo confirmado por las consultas realizadas entre los bares instalados en su interior por la propia Delegación de Fiestas Mayores. Rosamar Prieto-Castro admitía a Efe que se ha impuesto la llegada tardía para ahorrar costes. Los hosteleros de Los Remedios también han tenido parte de «culpa», con calidad y precios más competitivos que de portada para adentro, lo que hizo que las terrazas estuvieran abarrotadas hasta ayer, cuando los fuegos artificiales certificaron el adiós de una Feria que espera, como todos, que a su regreso la economía haya salido del coma.