Historia

Berlín

El pepinazo alemán

La Razón
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Los alemanes están perdidos. Ése es el grave problema en estos momentos. Saben que la bacteria E-Coli es la causante de las muertes que se han registrado en los últimos días y de la epidemia que ha llevado a los hospitales a más de mil afectados, pero desconocen en qué punto se produce el paso de la bacteria al cuerpo humano y a través de qué instrumento o producto concreto. Ésa es la realidad, que los germanos tienen una situación de contaminación en su cadena agroalimentaria. Comenzaron acusando a pepinos importados de España de ser los causantes de la enfermedad para luego desmentirlo. Pero el daño al sector español de las frutas y hortalizas ya estaba hecho. Será muy difícil volver a la situación que existía a mediados de mayo, antes de que estallase esta crisis. Muchas veces ponemos a los alemanes de ejemplo en casi todo. Sin embargo, la realidad ha venido a demostrar que no son tan perfectos. Su cadena alimentaria tiene ahora mismo el problema antes citado. Pero es que llueve sobre mojado, porque no es el único que se ha registrado desde que comenzó 2011. En los primeros meses de este año se produjo una contaminación de los piensos para el ganado por dioxinas que obligó, en el momento más grave de la crisis, al cierre de 4.700 explotaciones de porcino y aves. Ahora, las autoridades germanas han metido la pata hasta el fondo y las de Bruselas han mirado para otro lado, a pesar de que desde Berlín y Hamburgo se han saltado la normativa comunitaria a la torera. En cuanto al Gobierno español, merece capítulo aparte y habrá que dedicarle un artículo. De momento, el pepinazo ha sido el alemán.