Ciencia

«Liberad a Willy» traspasa de nuevo la ficción

El debate sobre la devolución de cetáceos en cautiverio al mar se ha reabierto a raíz de que la asociación Free Morgan haya defendido la idoneidad de liberar a una orca que apareció malherida en la costa holandesa hace dos años.

Mientras diversos grupos ecologistas abogan por la vuelta al mar, otros expertos ven inconveniente esa posibilidad e incluso se ha planteado la posibilidad de la eutanasia como mejor opción en ciertas ocasiones, como en el caso de esta orca, llamada "Morgan".

La orca apareció varada en la costa en junio de 2010, y tras recuperarse en un delfinario holandés, un grupo de científicos determinó que no podía ser devuelta al mar.
Un año después, un juez confirmó la opinión de los científicos y dictaminó que debería ser conducida a una institución como el orcario tinerfeño -Loro Parque- donde ya vivían cuatro ejemplares y una cría.

Free Morgan ha conseguido reabrir el caso y en septiembre y junto a otras organizaciones ecologistas como Proyecto Simio, están recaudando firmas de la ciudadanía para su liberación, que se estudiará en un nuevo juicio.

"La posibilidad de éxito en su reintroducción ronda el 80 % una vez encontrado el grupo", explica Pedro Pazos, director de Proyecto Simio, dado que las orcas son animales muy dependientes de sus congéneres y solas, no pueden sobrevivir.

Un grupo de expertos ha escuchado varias vocalizaciones (sonido emitido por las orcas) y ha apuntado la posibilidad de haber identificado el que sería su grupo, aunque se desconoce dónde puede estar ahora.

Localizar al grupo, transportar al animal hasta ese punto significa un gasto logístico y económico muy grande que, en lugar de salvar a un individuo, podría destinarse a gestión y conservación de la especie en general, explica el investigador del CSIC, Renaud Stephanis.

En este sentido, el investigador recuerda el caso de Keiko, la orca protagonista de "Liberad a Willy", cuya fundación recaudó más de 20 millones de dólares y nunca se consiguió su reintroducción en el mar, aunque bien es cierto que en este caso, esta llevaba 30 años en cautiverio y Morgan sólo dos.

Stephanis duda del éxito de la reintroducción dado que era una cría cuando apareció en la costa y quizás no aprendió suficiente, además de que ahora su madre puede tener otro hijo del que ocuparse.

"Las orcas también tienen derecho a morir, y en el caso de 'Morgan', a ser eutanasiada", concluye el investigador porque nunca se habría conseguido su reintroducción. "Hoy y hace 200 años, una orca aparecida en la orilla va a morir", y la tasa de mortandad de las crías es del 50 % los dos primeros años, reitera.

Desde el Proyecto Simio insisten en su liberación porque "todo animal cautivo está claro que tiene efectos psicológicos a la larga", y critican sus condiciones de vida, aunque confiesan que no se trata de una campaña contra Loro Parque, el orcario de Tenerife, sino para concienciar a la población y a las autoridades holandesas.

Patricia Delponti, representante de Loro Parque, ha explicado a Efe que los animales deben pasar múltiples evaluaciones médicas que detectarían cualquier problema, y en caso de grave estrés ellos mismos no accederían a participar en representaciones ni comerían o permanecerían aislados.

En el caso de "Morgan", el Ministerio de Medio Ambiente, además del aspecto veterinario, también ha evaluado su integración en el grupo, que según el último informe, del pasado uno de marzo, es positiva.

"Existen indicios de que tenga problemas de audición", confiesa la representante de Loro Parque, y añade que ya la están entrenando para una prueba. Si los resultados confirman estos problemas, su libertad resulta completamente inviable, confiesa el científico del CSIC.