Estados Unidos

Otra bandera arriada

La Razón
La RazónLa Razón

Desbordado por la realidad. Sin aliento idealista. Aborrecido por los suyos. Apagada su estrella. Zapatero abandonará La Moncloa habiendo arriado todas las banderas que enarboló a su triunfal llegada. La última: la del pacifismo infantil y buenista. Bajo la que presentó a su Gobierno aquel domingo de abril de 2004 cuando, nada más tomar posesión, anunció su primera orden: retirada de las tropas españolas de Irak sin aviso previo a los aliados.

Siete años después, su Gobierno prepara a la sociedad española para una intervención militar. Objetivo: someter al mismo dictador al que otro gobierno socialista, el de Felipe González, ayudó a escapar del castigo de Estados Unidos hace 25 años. Entonces, todas las cancillerías europeas conocían un informe según el cual Gadafi había entregado a la banda terrorista ETA un millón de dólares de la época. Y el diario New York Times informaba de la estrecha colaboración del dictador libio con la banda terrorista. No fueron argumentos suficientes. Felipe González negó a los aviones americanos el espacio aéreo para lanzar la operación ordenada por Ronald Reagan.

Leí la semana pasada a un dirigente socialista: «Europa no debe descartar la opción militar para impedir crímenes contra la humanidad». Ahora, como si Gadafi no los hubiera cometido entonces. O Sadam anteayer, mientras ellos vociferaban contra Bush. Como si Fidel y Raúl Castro no los siguieran cometiendo hoy cuando nuestros socialistas les cortejan. O el estalinista Kim Jong-il cuando mata de hambre a los coreanos ante la pasividad internacional.

Es la impostura permanente de la izquierda, no sólo española. La que calla cuando Barack Obama recupera los juicios militares a los presos de Guantánamo por los que demonizó a su predecesor.