Casas reales

Esquiar con los Orange por Andrés Merino Thomas

La Razón
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Entre las causas por las que los Orange son una de las dinastías más respetadas dentro y fuera de su país está la personalidad de las tres mujeres que se han sentado en su trono desde 1890, ininterrumpidamente, como reinas soberanas: Guillermina, Juliana y Beatriz. Madre, hija y nieta son un ejemplo de matriarcado regio en el que nunca faltaron problemas a los que supieron hacer frente. La primera, Guillermina, comenzó su reinado a los diez años. Su madre, Emma de Waldeck-Pyrmont, tuvo que ejercer la Regencia y formarla como jefe de un Estado que llevaba largo tiempo sin gobierno femenino. Aquella niña acabaría convirtiéndose en el símbolo de la fortaleza y unidad de Holanda durante la Segunda Guerra Mundial. Su hija Juliana reinó entre 1960 y 1980, años con crisis económica y finalmente familiar por los escándalos de las comisiones del Príncipe consorte Bernardo. También abdicó para dar paso a la siguiente generación. Beatriz cumplirá este año 32 al frente de los Países Bajos, acostumbrada ya a cíclicos rumores que aseguran que está deseando ceder el testigo al mayor de sus tres hijos, Guillermo, casado con Máxima Zorreguieta, la más popular de las consortes de herederos europeos.

La Reina Beatriz ha sufrido también como soberana y como madre. Hoy acompaña en el hospital a su segundo hijo, Johan Friso, en estado grave tras un accidente que recuerda duras metáforas dinásticas. En la primavera de 2003, al hacerse público el compromiso del príncipe con la joven Mabel Wisse, los medios de comunicación difundieron también el pasado de la novia, que incluía su vinculación con un narcotraficante. La presión de la opinión pública obligó a poner en marcha por primera vez en su historia el artículo 28 de la Constitución del Reino de los Países Bajos, que permitía en esas circunstancias contraer matrimonio a un alto precio personal: dejar de pertenecer a la Familia Real y salir de la lista sucesoria. Y Johan Friso perdió por ello sus derechos al trono. Por esquiar fuera de pista en la exigente estación de esquí de los Orange.

Andrés Merino Thomas
Historiador y periodista