Midori apabullante

Es de agradecer que el director musical de una orquesta brinde oportunidades de lucimiento a los colegas que intervienen en sus temporadas. Así ha sucedido en la ONE con Josep Pons y Rubén Gimeno, quien ha contado con un «caramelo» centrado en el repertorio ruso y bastante cinematográfico. Abrió la infrecuente marcha fúnebre de «El gran ciudadano», música de Shostakovich para la película de Fridrij Markovich sobre el asesinato del camarada bolchevique Kirov, que daría lugar a la gran purga de los años 30 y cuyo popular motivo principal reutilizaría después el propio compositor en su sinfonía 11 «El año 1905».

La enorme intensidad emotiva de la breve pieza estuvo perfectamente traducida por Gimeno. Cerró con la cantata «Alexander Nevsky» que Prokofiev construyese a partir de la banda para la primera película sonora de Eisenstein. Ruben Gimeno, titular de la Sinfónica del Vallés y uno de los jóvenes emergentes que merecen ser seguidos, supo combinar el fácil lucimiento al que se presta la obra, y en especial la «Batalla sobre el hielo», con la profundidad de otros momentos más importantes como «El campo de los muertos», en el que la mezzosoprano Ekaterina Gubanova lució cualidades más de mezzo que de contralto. A buen nivel los conjuntos nacionales.

Dobles y triples cuerdas
En medio de las anteriores obras, el concierto para violín de Tschaikovsky en versión de la famosísima solista japonesa Midori, en su día niña prodigio presentada por Zubin Mehta y, hoy, artista consolidada. Ofreció una lectura en la que destacaron tanto la sensibilidad con la que abordó el segundo tiempo como el apabullante dominio técnico en la cadencia del primero, con admirables dobles y triples cuerdas. El público no pudo reprimir sus aplausos.