Juegos Olímpicos
La futura princesa de Mónaco vuelve al agua
Ha cambiado los Armani por la licra, aunque no le es desconocida. De hecho, antes de anunciar su enlace con el eterno solterón de Mónaco apenas se despegaba del bañador por su profesión de nadadora (en 2000 representó a su país, Suráfrica, en los Juegos Olímpicos).
No había vuelto a ponérselo, al menos en público. Y ahora lo ha retomado por una buena causa. Charlene Wittstock es la futura princesa de los monegascos y, como tal, debe dar ejemplo e involucrarse en buenas causas. Ataviada con un bañador negro, gorro naranja y una gafas de nadar, participó en una popular competición de natación para recaudar fondos para Olimpiadas Especiales, una organización sin ánimo de lucro a nivel mundial que ayuda a casi 200 millones de personas con discapacidad intelectual. Cumplía así con la promesa que había hecho 48 horas antes a un colegio.
El rostro de Charlene irradió en todo momento la felicidad por regresar a su tierra natal.
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