Grupos
Inquietante
Quien es capaz de matar es capaz de mentir, y en ETA saben tanto de mentiras como de crímenes. Pero es lícito pensar que hay algo de verdad en lo que se cuenta cuando las actas de una negociación con el Gobierno tienen reflejo en la realidad. Ciertamente la banda no se inventó lo que escribió con motivo de otras negociaciones, ya fuesen en la época de Aznar o de González. El problema es que lo que ahora se escribe es más grave que cuanto se dijo antes. No sólo por la gravedad del hecho de avisar a unos etarras de que los iban a detener, sino porque se hicieron cambios en Ministerios y en la Fiscalía después de que la banda lo pidiera. ¿Hay reacción de causa-efecto entre una cosa y la otra? El Gobierno dice que no, pero lo cierto es que ETA hizo una serie de peticiones y algunas de ellas se han visto después refrendadas por los hechos. Y eso que quienes conocen los escritos dicen que hay dos omisiones sobresalientes. Una sobre un antiguo miembro del Ejecutivo removido del cargo «por razones de Estado», y otra referida a la manera en que se plasmó la vuelta de los proetarras a las instituciones. Todo con la misma determinación con que se actuó en el caso Ternera, o como se decidió volver a negociar con los asesinos después de la bomba de la T4. Muy inquietante.
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