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Las familias gastan por primera vez más de lo que ingresan

La Razón
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MADRID- Tal es el deterioro de la situación económica que tirar de los ahorros es la única salida que le está quedando cada vez a más españoles para llegar a fin de mes. Aunque los tres últimos meses el paro ha dado un respiro, sigue habiendo 4,6 millones de desempleados registrados en el antiguo INEM, dos millones de familias tienen a todos sus miembros sin empleo, los sueldos siguen menguando y los impuestos, subiendo. La consecuencia de todo ello es que los ingresos flojean y en el primer trimestre de 2012 los hogares y las instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares ingresaron menos de lo que gastaron. Su consumo aumentó un 2,1%, hasta los 166.491 millones, mientras que su renta disponible fue de 165.838 millones de euros, lo que significa que, en lugar de ahorrar, las familias tuvieron que cubrir los 911 millones de diferencia con sus reservas. Nunca antes, desde que el INE empezó a elaborar la estadística en el año 2000, había sucedido algo así. El desplome del ahorro con la crisis ha sido vertiginoso. De una tasa que rozaba el 25% de la renta disponible en 2009 se pasó a apenas un 5% en el primer trimestre de 2010, a poco más del 3% en 2011 y al -0,6% este ejercicio.

La situación es algo menos angustiosa si se toma como referencia los últimos cuatro trimestres. En este periodo móvil, la tasa de ahorro alcanza el 10,8%, siete décimas menos que en el periodo precedente.

A la tasa de ahorro se sumó ayer otro indicador que da cuenta de las dificultades por las que atraviesan las economías domésticas. Según los datos del Banco de España, la deuda de las familias cayó en mayo hasta los 854.616 millones de euros, la cifra más baja desde septiembre de 2007. Si el endeudamiento está cayendo es porque, ante la falta de actividad, la concesión de créditos está hundida y se están amortizando muchos más préstamos de los que las entidades financieras están dando. Los que tienen un crédito lo están amortizando sin pedir más, y los 4,6 millones de parados son un lastre muy pesado para que el crédito fluya. Además, las entidades financieras están inmersas en procesos de reestructuración que las han llevado a endurecer las condiciones de los créditos.