Barcelona

Reina Sofía para todos los públicos

Borja-Villel explica el viraje de la próxima programación del museo con nombres populares como Dalí y Picasso

Reina Sofía para todos los públicos
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La luz se cuela a raudales por el Museo Reina Sofía. Cuando se accede a la quinta planta, donde está el despacho de su director, es como adentrarse en un pequeño oasis, parece que el tiempo, rodeado de arte, decidiera pararse unos minutos, tampoco más. Manuel Borja-Villel anda entre reuniones sin apenas tiempo. Tiene su mesa rodeada de papeles ordenados y se prepara para una conferencia que va a pronunciar en Granada. Nos recibe con una sonrisa y con la sensación, eso experimento, de que ha hecho bien los deberes. Acaba de presentar la programación que vertebrará el útimo tramo de este año y los primeros seis meses de 2013 y se nota una presencia destacada de arte español. Aunque habrá mucho más, no lo olvidemos. Nos toparemos con Picasso y la celebración del 75 aniversario del Guernica, con un Dalí (en abril de 2013) que dará que hablar (se hace en colaboración con el Pompidou y quiere revalorizar al artista y su particular visión del mundo). Será el otro Dalí, la muestra más importante presentada en España desde la que le dedicó el ya extinto MEAC en 1983 y colgarán alrededor de 200 obras, algunas de las cuales se podrán ver por primera vez en España. Vamos a ver también las esculturas de Cristina Iglesias, una de las muestras más destacadas que comisariará Lynne Cooke. No faltará María Blanchard, cuyas obras llegarán después de que se hayan visto en Santander. ¿Qué decir ahora de quienes se han llenado la boca con la idea de que el museo que dirige este hombre menudo nacido en Burriana es hermético y abusa de las exposiciones de tesis? Borja-Villel sonríe y contesta: «Seguimos igual. Nuestra estructura a la hora de programar no ha cambiado y no es verdad que hagamos una programación elitista. Los visitantes están ahí, no nos han fallado, vienen más cada vez y no es que yo lo diga o sea una fantasía animada. Los números están auditados», asegura, para añadir: «No creo en la diferencia entre elitista y popular. Todo arte tiende a ser de minorías porque no todo gusta a todos». Sí reconoce que el semestre que ya dejamos atrás la programación ha estado «marcado por figuras voluntariamente más crípticas, que estructuralmente oponían algo de distancia. Vamos equilibrando», dice.

Mirando a Latinoamérica
¿Por eso tanto arte español para la «reentré»? Que se haya entendido así es una realidad, porque exposiciones con nombres patrios las hay, pero la atención a Latinoamérica por ejemplo, es mayor que nunca. Recibirá en sus salas en enero de 2013 la colección Phelps de Cisneros, al más imprtante de arte latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX. «Por supuesto que atendemos a España porque el Reina Sofía tiene su base aquí y explica el mundo a partir de una realidad local y cómo los demás nos ven». El cuarto tramo de la colección permanente del museo, a la que su director achaca buena parte del éxito de visitantes, se centrará en los años 80 y 90, de ahí su relación con la muestra de Iglesias, mientras que la dedicada a María Blanchard estará relacionada con otra protagonizada por las vanguardias de los años 30.
¿Exposición de tesis? Serán «An Anthology»,que pivotará sobre esta revista y hablará de dónde empieza el arte y de lo que se ha hecho después y «Formas biográficas», que narra la historia del arte escrita por sus autores, sobre todo, por hombres. «Es el arte como biografía que llegará hasta el arte contemporáneo partiendo del siglo XIX. Será una reflexión del arte del siglo XX y recogerá obras desde Nerval a Warhol o Dalí», señala el director. Llegó a la dirección del Museo en 2008, después de vaivenes, de cambios de Gobierno que llevaban aparejados cambios en las cúpulas de los principales centros culturales. Ha podido mirar al frente, trazar su plan y mantenerse en su despacho. ¿Ha tenido libertad en estos años? «Absoluta. El proyecto se está desarrollando, me siento totalmente arropado y noto la complicidad de todos los sectores del arte. Además, he tenido la suerte de que se está conformando un equipo potente». Está asimismo muy satsifecho de que se haya aprobado una ley propia para el centro «porque abre la puerta a que el museo genere sus propios recursos», comenta, mediante patrocinios directos e indirectos y la «explotación de nuestros recursos a través de una sociedad mercantil de la que se está estudiando su viabilidad y aumentar así nuestra autofinanciación».

Romper con el «museo nacional»
La labor de poner en marcha su modelo la hace sin prisa pero sin pausa, como si el museo nunca tuviera un minuto para descansar, pero se tomara su tiempo. Está convencido de que «de acara al exterior el museo se está reconociendo internacionalmente, lo que es bueno porque lo sitúa en los postulados que yo me planteé al llegar. ¿Y cuáles son esas líneas? «Romper con la idea de museo nacional». Que nadie se asuste. Lo explica: «Hay varios modelos en uso: El del trabajo aislado, como un tenplo y que hoy no funciona porque el mercado del arte es global. No se puede compartir. Después nos encontramos con el modelo de franquicias en el que su expansión implica su propio debilitamiento, y en tercer lugar el modelo de red, que es en el que nos situamos nosotros donde ofreces y recibes y en el que importa la circulación de ideas. En un momento como el actual este replateamiento de trabajo es muy necesario con la crisis que arrastramos. Pero, cuidado, para seguir, no caigamos ni en la melancolía ni en la resignación ni pensemos que hemos sido unos inconscientes y lo hemos hecho todo mal por falta de previsión», describe, y añade: «Soy un optimista crítico. No entiendo una posición vital que no quiera cambiar el entorno en el que se desarrolla».

 

El detalle
RIVALIDAD FUTBOLERA

Borja-Villel no era aficionado al fútbol. Y eso que tenía muy presente la imagen de su padre enganchado a la radio los domingos. «Nunca me interesó –desvela–, hasta que un día llevé a mi hijo a ver un partido». Algo aprendió el director del Reina Sofía que vio este deporte con otros ojos. Con el tiempo se hizo del Barça mientras su hijo apoyaba incondicionalmente al Real Madrid. Ambos conviven en armonía a pesar de las diferencias. Vibra con los goles de su equipo y quién sabe si veremos en el centro de arte que dirige una muestra sobre el deporte.

 

Un país de excéntricos
Confiesa Borja-Villel que está muy contento con las cifras del museo, aunque no todo en la vida son números. «Ser artista en España es muy duro, ser escritor también, ser todo, vamos. La historia del arte español aún está por escribir y nosotros vivimos en un país de artistas excéntricos, en el sentido de que no están en el centro, sino en los límites. Desde este museo hemos dado a conocer a artistas Como Val del Omar, Elena Asins o Nacho Criado, bastante diferentes los tres, también muy importantes. Tienen que conocerse y les hemos dado un espacio. Yo creo que en este sentido la trayectoria es la adecuada», declara. Pero, ¿cree que el arte español atrae más? Responde con un primer «no sé» que explica imediatamente: «El público que no forma parte de múltiples minorías suele visitar lo que conoce porque le gusta reconocerlo, lo que le otorga seguridad».