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«Me avergüenzo de ti me estás arruinando la vida»

«Mi hijo tiene 14 años y me dice que soy patética, que no valgo para nada. "Me avergüenzo de ti, cabrona, me estás arruinando la vida, no me quieres", me dice. Y no sólo eso, ya nos ha agredido a mi marido y a mí, nos insulta, nos amenaza, no obedece a nada, da golpes donde puede y portazos. La situación es insostenible y cada vez va a más. No sé hasta dónde puede llegar esto. Estamos perdidos y no sabemos qué hacer ni cómo actuar», cuenta angustiada Macarena a la Asociación de Padres y Madres Maltratados por sus hijos (APIMM).

«Me avergüenzo de ti me estás arruinando la vida»
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Como su caso hay cientos. La Fiscalía General del Estado advertía en su memoria, presentada esta semana, del crecimiento exponencial de denuncias de maltrato de hijos a padres hasta el punto de que en dos años la cifra casi se ha duplicado (en 2007 se registraron 2.683 casos; en 2009, 5.201).

Los padres empiezan a contar sus casos y no acaban. Pedro se divorció hace año y medio y recuerda resentido haber sufrido agresiones de su hija de 16. «Ella me denunció y estuve en el calabozo, motivo por el que ahora estoy fichado por la Policía, porque a mis 50 años jamás he cometido ningún delito. El día en que fui detenido, salí a la calle huyendo de las agresiones de mi hija y por no tener jaleos. La Policía vino a sacarme de mi coche, que estaba aparcado en la puerta de mi bloque», cuenta dolido. «Las malas leyes son las que nos incapacitan cada vez más para la educación de nuestros hijos, con el agravante de que nunca se podrán anular», añade.

La opinión la comparte la Asociación de Padres y Madres maltratados por sus hijos (APIMM). «Vamos a dar guerra para que cambien las normas que desprotegen a los padres y hacen que nuestros hijos tengan el poder absoluto de sus movimientos».

Sólo unos pocos encuentran una salida en la denuncia a sus propios hijos, aunque la mayoría opta en último lugar por esta vía por miedo a perder la custodia. «Hace una semana que hemos denunciado a nuestro hijo, es una decisión muy dura, pero era nuestra única opción.

Primero acudimos al trabajador social del Ayuntamiento, que nos derivó al equipo formado por una educadora y una psicóloga. Al ver que la situación empeoraba, nos aconsejaron acudir al Juzgado de Menores para informarnos de todo el procedimiento. Allí ,una persona me miró a los ojos y con mucho cariño me dijo: "Si quieres a tu hijo, denúnciale, ayúdale, te está pidiendo a gritos ayuda». Lo hice por el bien de mi hijo». Los expertos coinciden en que en la violencia de los hijos hacia los padres tiene que ver mucho la educación, pero también el consumo de drogas, principalmente el alcohol, el cannabis y la cocaína, cuyas consecuencias en los jóvenes se han banalizado. De hecho, «el hachís estaba muy bien visto, hasta que se ha comprobado que cuadruplica la posibilidad de sufrir esquizofrenia», explica Isabel Méndez Benavente, psicóloga de familia. «Un niño no se vuelve agresivo de repente, lo que ocurre es que hemos pasado del autoritarismo de los padres, de "la letra con sangre entra", a la permisividad extrema ante la agresividad del menor, que se debe frenar desde que es pequeño». Así pasa que «cuando es mayor y te exige que le compres la moto, si no lo haces puede que te pegue o te estampe contra la pared». A veces, esa permisividad «tiene que ver con la falta de tiempo que los padres dedican a sus hijos, y acaban comprándolos. Un divorcio mal llevado puede también acabar en violencia familiar». La orientadora de familia Amaya Azcona comparte también la idea de que «la adolescencia es la reválida de la educación que damos a nuestros hijos en la infancia y cada vez hay más casos de mala educación a edades tempranas». ¿Hay solución para estos casos? Unos acaban bien, pero no todos.


Los «sheriffs» de la casa
- La psicóloga de familia Isabel Méndez Benavente asegura que muchos de los casos de agresiones de hijos a sus progenitores tienen que ver con separaciones traumáticas de sus padres. Cada uno entiende la educación del niño de una manera. Se dan también muchos casos en jóvenes con hiperactividad.
- La droga también origina agresividad. El cannabis, la sustancia más consumida entre los jóvenes, cuadruplica la posibilidad de sufrir esquizofrenia. Un estudio de la psiquiatra Ana González-Pinto revela que el cannabis incrementa el riesgo desarrollar psicosis.