América

Historia

Talento «made in Spain» por Cristina L Schlichting

La Razón
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Vasco Núñez de Balboa supo por los indios que había un nuevo océano al otro lado del istmo de Panamá. Ni corto ni perezoso, mandó construir una flota en el Atlántico, la desmontó por piezas y, con otros 190 españoles, se la llevó a hombros hasta el Pacífico. Hubo ataques de los indígenas, mosquitos y enfermedades, pero no paró hasta llegar. Así son los españoles: listos, rápidos y con un par de narices. Una vez entrevisto el objetivo no se dejan arredrar. La segunda parte de la historia de Balboa es que sus enemigos españoles intentaron privarlo del descubrimiento y acabaron decapitándolo con sus cinco lugartenientes. Y así somos también: envidiosos y cainitas, con enorme dificultad para el trabajo en equipo. España siempre ha tenido héroes aislados. Quevedo y Góngora se pasaron la vida arreándose literariamente; Pablo Picasso conquistó París a solas, lejos de su Málaga natal; Juan de la Cierva o Ramón y Cajal investigaron y descubrieron como eremitas, a veces con la oposición de todos sus colegas. Los que han destacado, han visto pagada su grandeza con ingratitud –sea la mejor reina renacentista de Europa, Isabel de Castilla; o la cabeza del mayor imperio, Felipe II– y seguimos viviendo paradojas como que Julio Iglesias ha recibido de Sarkozy las más altas condecoraciones del Estado francés, pero no tiene los máximos galardones nacionales. Así las cosas, vienen los de fuera, ponen la pasta y el equipo, y se llevan el talento español. Genio y figura. El día que nos coordinemos y apoyemos, asombraremos al mundo en todos los campos. Como la selección.